Documental argentino que cobra plena actualidad denunciando el saqueo
que tuvo lugar en el país durante el gobierno de Menem y la implicación
de las multinacionales como Repsol.
| ¡ Alberto Garzón Espinosa -
Ahora que el PP saca otra vez a relucir
su nacionalismo primario a raíz del caso de REPSOL en Argentina,
conviene señalar algunos datos sobre la entidad...
En primer lugar, el comportamiento de
Repsol en sus variables económicas. Como se puede comprobar, entre 1998 y
2007 Repsol vio sus beneficios incrementarse un 11’97%, mientras el
empleo crecía solo un 4’84% y el salario medio un 1’71%. Hay que
precisar que no todo el empleo se genera aquí, en España, ni mucho
menos. El estudio que hice explicando este fenómeno puede leerse aquí.
En segundo lugar, Repsol utiliza
paraísos fiscales para evadir y eludir impuestos, amén de beneficiarse
de las rebajas fiscales y de las deducciones (todo en un marco de
competencia fiscal). La propia entidad trata de justificarse en su web.
La existencia de paraísos fiscales merma la capacidad recaudatoria de
los Estados -deteriorando y destruyendo los servicios públicos-, genera
inestabilidad financiera y amenaza la democracia. Un estudio que hice
sobre ello puede leer aquí.
En tercer lugar, lo más importante quizás. La propiedad de la empresa. Según se puede leer en su web más de la mitad de la empresa es propiedad de capital extranjero. La composición fundamental es la siguiente:
9’49% de PEMEX, empresa mexicana.
12’83% de CaixaBank
10’01% de Sacyr
42’00% de fondos de inversión extranjeros
9’90% de fondos de inversión españoles
10’80% de inversores minoritarios españoles
Pues eso, ni es española técnicamente
(no es mayoría el capital español), ni beneficia de forma neta a los
españoles y a sus trabajadores, ni es una empresa modelo en modo alguno.
Más al contrario, su papel es tan agresivo como el que más por su uso
de paraísos fiscales y otras cuestiones laborales.
Así las cosas, tenemos un gobierno que
defiende a los intereses del capital extranjero y de algo del capital
privado, que son bancos y grandes empresas fundamentalmente. ¿Quién dijo
que este gobierno representa al pueblo?
Más información (impuestos):
Como hemos visto, Repsol es una
multinacional presente en muchos países y que es propiedad en más de un
50% de capital extranjero, es decir, de otras empresas y fondos de
inversión de fuera de España. También es una multinacional que en su
crecimiento no ha distribuido con equidad y en el seno de la empresa los
beneficios obtenidos, ni en épocas de bonanza ni en épocas de crisis. Y
también es una empresa que opera en paraísos fiscales a través de dos
vías. En primer lugar porque su propia actividad productiva se realiza
en territorio geográfico considerado paraíso fiscal y en segundo lugar
porque probablemente sus operaciones financieras se realicen allí
aprovechando lo anterior.
Ello nos da algunas pistas de por qué no
debemos considerar a Repsol una empresa modelo y española. Pero todavía
quedan algunos cabos sueltos por resolver. Y es que, efectivamente,
Repsol contrata trabajadores en nuestro país y además paga aquí el
impuesto de sociedades, todo lo cual contribuye de forma positiva a la
economía española. Por ello necesitamos arrojar luz sobre esta cuestión.
Antes de comenzar cabe considerar que
Repsol es un grupo empresarial compuesto por una gran cantidad de
empresas y filiales que operan en distintos países. Mientras no observe
lo contrario, las cuentas aquí expuestas se refieren al conjunto del
grupo.
Repsol tuvo en 2010 un total de 60.430
millones de euros en ingresos. De esos ingresos hay que restar el gasto
en aprovisionamientos (36.184 millones; 58’87%), el gasto en personal
(9.916 millones; 16’40%) y otros gastos (4298 millones; 7’11%). Todo
ello deja un resultado de explotación de 7.621 millones. Como también
hay ingresos y gastos financieros, como consecuencia de operaciones de
esa naturaleza -tales como beneficios y pago de préstamos-, el resultado
financiero es de -1.008 millones de euros.
Es decir, Repsol tuvo en 2010 un total
de 6.613 millones de euros en beneficios antes de impuestos. Eso es lo
que declaró que había ganado. De ese total, 1.641 millones (24’8%) los
obtuvo en España, 1.416 millones (21’41%) en Argentina y 3.556 (53’77%)
en el resto de países. Esto nos dice que el “mercado” español no es ni
una cuarta parte del beneficio de la multinacional.
Y ahora llega la parte de pagar
impuestos. Las regulaciones fiscales varían entre países, en función de
múltiples criterios, de forma que no se paga lo mismo en España que en
Argentina o que en un paraíso fiscal. En el año 2010 el impuesto nominal
a pagar era del 30% en España, del 28% en el régimen especial de
Bizkaia, del 35% en Argentina, del 35% en EEUU, del 34% en Brasil, del
25% en Bolivia, del 50% en Venezuela, del 65% en Libia y del 25% en
Ecuador, por poner algunos ejemplos. Pero esos porcentajes se aplican
sobre la llamada base imponible, que no coincide con el resultado
declarado por las entidades.
En efecto, Repsol declaró en España que
había ganado 1.641 millones de euros, pero los legisladores españoles
consideraron que había que sumar -por distintas razones- una cantidad
importante de modo que se acabara pagando impuestos sobre una cantidad
mayor. Finalmente, en 2010 la base imponible de Repsol en España subió a
3.534 millones de euros.
A esos 3.534 millones se les aplicó el
tipo nominal español, del 30%, de modo que la llamada cuota íntegra fue
de 1.060 millones de euros. Esa era la cantidad que Repsol hubiera
tenido que pagar a las arcas públicas. Pero Repsol se acogió a una
cantidad importante de deducciones fiscales, es decir, incentivos que el
Estado proporciona y con los que permite pagar menos impuestos. Esas
deducciones ascendieron a 913 millones de euros. Pero a la vez tuvo que
pagar por ajustes complementarios en el impuesto. El resultado neto fue
que Repsol pagó un total de 949 millones de euros. Eso significa queel
tipo efectivo en España fue de un 26’85%. Y en el conjunto del mundo
Repsol pagó con un tipo efectivo de 26’34%.
No es un tipo efectivo demasiado bajo,
pues las deducciones a las que se acogen las empresas españolas hacen
que al final el tipo efectivo medio (del conjunto de las grandes
empresas) esté entre el 10% y el 15%. Pero Repsol opera en un sector con
impuestos especiales, lo que permite explicar ese dato final. No
obstante, un 26’85% no es el 30’00% del tipo nominal, de modo que existe
lo que se llama “gasto fiscal” (dinero que el Estado deja de ingresar).
Por no hablar de que el Impuesto de Sociedades es, en mi opinión y más
aún en un contexto como este, demasiado bajo.
Ahora bien, ¿qué enseñanzas podemos
sacar de todo esto? En primer lugar, que Repsol contribuye a los Estados
con un total de 1.742 millones de euros, de los cuales 949 millones
(54’47%) los paga en España. Ni todos los beneficios ni todos los
impuestos los obtiene en España. En segundo lugar, Repsol utiliza
paraísos fiscales y desconocemos las cifras reales que debería pagar en
ausencia de esos mecanismos de evasión y elusión fiscal. En tercer
lugar, la parte que no son impuestos es reinvertida o repartida entre
accionistas que son por lo general bancos y grandes empresas -y
mayormente extranjeras-. Y finalmente un apunte, la creación de puestos
de trabajo es relativamente escasa (43.298 personas en el mundo, 19.761
personas en España).
En definitiva, en el proceso de
desarrollo e internacionalización de Repsol se produce un crecimiento de
la riqueza a distribuir. Esa distribución es muy desigual en el seno de
la empresa (ver artículo anterior) y es también desigual en las
relaciones entre empresa y Estado (aplicación del tipo efectivo). Es
decir, en el proceso de desarrollo de Repsol hay distintos y desiguales
ganadores, siendo los grandes capitales los que más ventaja obtienen,
mientras que el Estado y los trabajadores quedan detrás y en mucha menor
medida.
Faltaría incluir en este análisis aspectos ya tratados con anterioridad.
Por ejemplo, el efecto que tienen las operaciones de Repsol sobre el
medio ambiente, sobre la economía de destino y sobre el sistema
financiero, todo lo cual son costes no necesariamente económicos que
deben tenerse presentes. Y finalmente un elemento aún más importante:
¿no sería más adecuada una forma distinta de administrar Repsol? Es
decir, cambiar esas distribuciones (dentro de la empresa y hacia fuera
-Estado-) a partir denuevas leyes que vayan desde la subida de impuestos
hasta la nacionalización de la entidad. Sólo en esos casos,
especialmente el segundo, tendría sentido hablar de una empresa al
servicio del pueblo (siempre que los beneficios se reinvirtieran en el
mantenimiento o creación de servicios públicos).
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OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA |



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