Cierra el aeropuerto de Ciudad Real: símbolo de la especulación y el derroche de la era del ladrillo
La faraónica infraestructura, símbolo de la especulación y el derroche de la era del ladrillo en Castilla-La Mancha dejara de recibir los vuelos privados que desde Diciembre eran los únicos en utilizar sus pistas.
Vueling, la única compañía que aún operaba en Ciudad Real vuelos
comerciales, abandonó su actividad en diciembre de 2011 | Foto:
stephenhaworth
Un articulo de Jorge Fernández.
AENA hacía público hace diez días un boletín de información interno a
los usuarios aeronáuticos, en el que informaba del cese de actividades
de la pista. Los administradores concursales han solicitado al juzgado
de lo mercantil de Ciudad Real el cierre por un año de esta
infraestructura. También demandan la aprobación de un segundo Expediente
de Regulación de Empleo por el que se extinguirán durante un año, los
puestos de trabajo de 71 empleados. Este es ya el segundo ERE al que
deben enfrentarse estos trabajadores.
Este pasado Diciembre Vueling, la única compañía que aún operaba en
Ciudad Real vuelos comerciales, abandonó definitivamente sus actividades
en dicho aeropuerto por falta de rentabilidad. Desde entonces todos los
vuelos que llegaban a su pista eran los de aviones privados de
cazadores acaudalados que usaban el aeródromo manchego para acudir a las
numerosas fincas señoriales de caza que existen en la zona.
Cuando Díaz de Mera o León Triviño, principales promotores del
Aeropuerto de Ciudad Real, iniciaron este megaproyecto con el apoyo
incondicional de la Junta de Comunidades y todas las Administraciones
Públicas, los ciudadanos imaginaron un final muy diferente. Por aquel
entonces la prensa de la provincia y de toda la comunidad, en muchos
casos controlada por ellos mismos, alaba sin cesar el proyecto contra
viento y marea. El aeropuerto representaba el futuro de la provincia, el
empleo y el crecimiento.
Si bien era el primer (y por el momento único) aeropuerto privado del
Estado, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se precipitó para
otorgarle la consideración de proyecto de especial interés público.
Cuando la UE ordenó paralizar el proyecto por plantearse sobre una Zona
de Especial Protección Ambiental todas las instituciones públicas, desde
la administración municipal hasta el mismo Gobierno de España siguieron
apoyando sin fisuras un aeropuerto que desde el principio estaba
condenado al fracaso. Pese a ser un proyecto de titularidad privada el
aeropuerto no tardaría en recibir subvenciones y colaboraciones públicas
de todo tipo, incluidas las inversiones de la quebrada CCM y los
créditos millonarios concedidos a la sociedad que controlaba el
aeropuerto y a los socios que participaban en ella. El agujero que dejó
estas operaciones en las cuentas de la Caja de ahorros de Castilla La
Mancha fueron sin duda determinantes para acabar con la solvencia de la
entidad hasta provocar la intervención del Banco de España.
El aeropuerto impresiona cuando lo visitas no solo por el tamaño de sus
pistas (preparadas para recibir a los mayores vuelos internacionales),
sino por todo lo que estaba proyectado y nunca llegó a construirse. Una
pasarela que conecta con una supuesta estación de AVE que no existe, o
cantidad de calles asfaltadas donde pretendía construirse un enorme
polígono que diera cabida a las mercancías que nunca veremos llegar.
Todo humo. Pura especulación. Quienes impulsaron el proyecto, ambos
promotores urbanísticos, sí consiguieron una cosa. Durante todos los
años que duró los preparativos y la construcción no dejaron de generarse
expectativas que les favorecían mucho. El mercado inmobiliario creció
como la espuma, impulsado no solo por la ley de suelo del gobierno
Aznar, la permisibilidad de los gobiernos socialistas y el ambiente
generalizado de subida de precios en el mercado inmobiliario, sino ahora
también por este y otros proyectos faraónicos que ellos solos habían
inventado. ¿Y a qué precio? Bueno, pues a ellos no les resultó tan caro.
Al fin y al cabo la administración y la CCM cargaban con buena parte de
los gastos.
Sin embargo no todos los agentes sociales fueron condescendientes con el
exabrupto. Izquierda Unida manifestó desde el primer día su rechazo al
proyecto que calificó como inviable económica y ecológicamente. Su
discurso fue ridiculizado y obviado por las mayorías parlamentarias de
PP y PSOE. El tiempo les ha dado la razón.
Otras organizaciones sociales, como Ecologistas en Acción denunciaron el proyecto reiteradamente, incluso ante la UE, logrando paralizarlo por un tiempo. En el caso de Ecologistas en Acción han pagado su activismo en contra del proyecto bastante caro. Algunos de sus miembros han sufrido acoso , amenazas y coacciones de todo tipo en una verdadera persecución política.
Otros, como el periodista Carlos Otto, fueron represaliados
laboralmente. Carlos Otto trabajaba en el diario El Día propiedad de
Díaz de Mera cuando a consecuencia de verter sus opiniones sobre el
Aeropuerto en su blog personal fue despedido.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario