
SÁBADO 10 DE MARZO DE 2012
Servicio de prensa del PCFR
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
Valeri Rashkin, miembro del Presídium, secretario del CC del PCFR y del Comité del PCFR en Moscú, comparte sus impresiones sobre los resultados de las elecciones.
¿Cómo valora los resultados de las elecciones?
-Los resultados han venido a reafirmar el liderazgo de Guennadi Ziugánov en el campo opositor, al recibir más apoyo que el resto de candidatos “opositores” juntos, pese a la colosal presión administrativa. En ningún caso podemos estar hablando de elecciones limpias. Según cálculos independientes, Putin ha ocupado más del 70% del espacio televisivo, mientras la CEC afirma que el principio de igualdad de oportunidades en el seguimiento informativo fue respetado. Sin embargo, nos fiamos mucho más de nuestros propios ojos que de la CEC. Ziugánov ha tenido la mitad de las apariciones televisivas que tuvo antes de las parlamentarias del 4 de diciembre. Nos han robado multitud de propuestas. Claro que eso es solo un modo de especular en la batalla electoral, nadie las ha cumplido, ni lleva intención de hacerlo. Mientras, Zhirinovski, Mirónov y Prójorov, que tantas prisas se dieron en felicitar a Putin por su victoria, como líderes ya no volverán a levantar cabeza. Son polluelos de cuclillo en el campo de la oposición; los han criado solo para sacar al Partido Comunista de allí. En el mitin del 5 de marzo en la Púshkinskaya, silbaron a Prójorov.
¿Qué proporciones tuvo el fraude?
-Todos los acontecimientos de importancia tienen sus símbolos y logotipos. El símbolo de estas elecciones debería de ser el “tiovivo”. El fraude masivo se dio en todo el país; más del 30% en Moscú. El 4 de marzo de repente todo el mundo se enfermó o se fue a otras ciudades, mientras las empresas entraron en ciclo continuado de producción o semana laboral de siete días. 6,5 millones de personas hicieron “su elección” fuera de los espacios destinados a la votación, en casa y en el lugar de trabajo, mientras que en la anterior cita electoral, esa cifra “solo” ascendió a 4,5 millones. Los 3,5 millones de cédulas de votación libre, se agotaron varios días antes de las elecciones. En muchas ocasiones, los listados complementarios de electores eran más largos que los principales. Por ejemplo en Moscú, en uno de los colegios en el que había registradas 300 personas para votar, el listado complementario llegó a los 1200 electores. La capital estaba invadida de gente traída de regiones cercanas y no tan cercanas. Ya solo en la Bolótnaya había estacionados 92 autobuses. Desde Krasnoyarsk llegaron 15 aviones, pagados por el gigante “Norilski Níquel”. De Tula llegaron 15 autobuses. Algunos de esos ciudadanos, a los que trajeron obligados a votar, nos llamaron pidiendo que pincháramos las ruedas.
No podemos olvidar que no nos enfrentábamos a Putin, sino a todo el aparato estatal. Las Juntas electorales, la policía, los juzgados, toda una maquinaria, engrasada con millones de dólares y rublos. No ganó Putin, ganó el miedo. Un miedo que continúan exacerbando. Pretenden convertir los actos de protesta cívica en un espantapájaros para toda la población. De todos los confines de Rusia, trajeron a la capital a cerca de 40 mil policías, vehículos del ejército. Varios helicópteros patrullaban el cielo. En el centro de Moscú había más policías que civiles. Esa es la forma que tiene Putin de defender su “victoria”. Precisamente por eso exigimos que se prohíba la introducción de tropas en la ciudad sin mediar la declaración de Ley Marcial, a través del órgano legislativo.
¿Se puede extraer algún aspecto positivo de las pasadas elecciones?
-Por supuesto. Nunca antes habíamos recibido tantas solicitudes de observadores, que deseaban apoyar al partido, de modo desinteresado. Nunca había llegado tanta gente joven, dispuesta a luchar por su futuro y el futuro de sus hijos. Entre otras cosas, ha sido precisamente gracias a ellos que en Moscú el primer ministro se quedase con un 46,95%, lo que es inferior inclusive al resultado de “Rusia Unida” en las elecciones a la Duma. Putin debería trasladar la capital a Grozni, pues ha sido en Chechenia, donde como se esperaba, ha votado por él el 99,73% de los electores.
¿Qué piensan hacer en adelante?
Estamos decididos a luchar activamente contra un sistema que está completamente podrido. Estamos convencidos de que la vida mostrará muy pronto el precio de las promesas electorales de Putin y su “apoyo popular”.
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