Investigación evalúa disparidad entre mujeres y hombres en la educación, la actividad económica y en empoderamiento
En la encuesta, los países pueden recibir notas que van
hasta los 100, que representa la igualdad total, pero ninguno de ellos llegó a
este nivel. Nadie obtuvo siquiera la nota 90, que considera como
"aceptable" la equidad. En el ranking entre los diez países están:
Noruega (0.89), Finlandia (0.88), Islandia (0,87), Suecia (0,87), Dinamarca
(0,84), Nueva Zelanda (0,82), España (0.81), Mongolia (0.81), Canadá (0.80) y
Alemania (0,80).
En el otro
extremo, están los países que ocupan posiciones de mayor desigualdad: India
(0,37), Congo (0.36), Malí (0,32), Costa de Marfil (0,32), Pakistán (0,29),
República Democrática del Congo (0,29), Nigeria (0,26), Chad (0,25), Yemen
(0,24) y Afganistán (0,15).
En cuanto a los países de América Latina y el Caribe,
Trinidad y Tobago y Panamá fueron los mejor situados, con 0,78 y 0,76 puntos,
respectivamente. Por
el contrario, los tres peor situados de la región resultaron: El Salvador con
0,62, con Guatemala con 049 y Haití con 0,48 puntos.
Entre los países
del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) las notas fueron intermedias. Argentina y
Uruguay presentaron Índice de Equidad de Género (IEG) de 0,74, Paraguay 0.73 y
en último lugar del grupo, Brasil con 0.72.
Silvia Camurça, miembro de Articulación de Mujeres Brasileñas
(AMB), subraya que lo que la investigación ya muestra: que el problema de Brasil no
está relacionado a la educación, sino a la actividad económica y el
empoderamiento. En estos aspectos, las notas del país fueron 0,98; 0.43 y 0,75,
respectivamente.
"La tasa de escolarización de las mujeres es mayor, tenemos
dos años de estudios más que los hombres, pero continuamos ganando menos que ellos.
Lamentablemente, la educación no nos ha garantizado más ingresos. En Brasil,
las mujeres ganan salarios equivalentes al 70% de los hombres, mientras que en
otros países este índice alcanza 80%, 85%”, explica.
Silvia también explica que la actividad económica ayudó a
empujar a Brasil a esa posición baja, porque a pesar de haber enfrentado bien a
la crisis económica que surgió en 2008, el país generó empleos de fabricación
principalmente en la llamada ‘industria blanca’ (automovilística) y en las
obras del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que empleó principalmente
a hombres. Al mismo tiempo, redujo el presupuesto a las áreas de educación y
salud, que son las que emplean más mujeres.
En referencia al empoderamiento, aspecto en que el país
recibió la nota más baja, es considerada por Silvia el más importante. La
activista señala que aunque tengamos una mujer en la presidencia, tenemos pocas
mujeres en la política, situación sostenida por factores tales como la
"complicidad entre las alas [brazos] patriarcales de los poderes”. Silvia evalúa
que después de la violencia contra la mujer, la peor expresión del patriarcado
es bloquear la entrada de la mujer en la política.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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