domingo, 8 de enero de 2012
El capitalismo es un cáncer a extirpar. Mas que una opción, una necesidad. ÚNETE A LOS CJC !
Los Colectivos de Jóvenes Comunistas comenzamos el año 2012 con una campaña que desarrollaremos hasta el mes de junio en la que afirmamos que el capitalismo es un cáncer a extirpar y que hoy, para la juventud, estar organizados en la Juventud Comunista es más que una opción, una necesidad.
El capitalismo, un cáncer a extirpar
El capitalismo es un modo de producción en el cual la propiedad de los medios de producción recae sobre una minoría propietaria. En la fase actual monopolista, la concentración de esa propiedad en muy pocas manos es la base material del imperialismo, en la cual el poder del capital financiero excede las fronteras estatales y se conforman grandes bloques imperialistas.
Esta concentración de la propiedad de unos pocos grupos oligárquicos, en el caso del Estado Español, se traduce en que alrededor de 2000 familias posean cerca del 80% de la riqueza.
El poder económico se transforma en poder político para este bloque oligarquico burgués, que incluye a la gran burguesía, al capital financiero, a la vieja aristocracia terrateniente y, todo ello, coronado por la monarquía de los Borbones. Aunque la forma que adopta este sistema de dominación es formalmente el de una democracia formal, en esencia, todo el aparato no es más que el poder del bloque oligárquico burgués. Las formas parlamentarias, el sistema de votaciones, el aparato de justicia, los cuerpos de seguridad del Estado,… etc no sólo están impregnados de irregularidades formales donde podamos encontrar déficits democráticos, sino que en su misma esencia son sólo las formas que generan mayor consenso social entre las grandes mayorías para esconder una realidad: que ninguna ley aprobada en el parlamento burgués va a contradecir los intereses de la oligarquía, que todo mecanismo “democrático” sólo servirá para que al final las medidas aprobadas sean las que mejor convengan a la minoría privilegiada, que estamos, en definitiva, ante una forma “democrática” de dictadura del capital.
Esta realidad, característica del capitalismo, muestra su lado más cruel bajo la actual crisis capitalista. Un 70% de las familias no llegan a final de mes, más de 5 millones de trabajadores y trabajadoras están en paro y los niveles de desempleo y precariedad laboral aumentan exponencialmente en el caso de los jóvenes.
A los jóvenes se nos ha impuesto una reforma laboral encubiera el pasado 19 de noviembre, que genera nuevas modalidades de trabajo en calidad de “aprendiz”, sin derechos laborales, vacaciones y con salarios de 426€. Cuando conseguimos un trabajo, lo hacemos bajo modalidades de prácticas no remuneradas, becarios, contratos de formación, contratos temporales y bajo ETTs. En la situación actual, dista para los jóvenes un abismo hasta la remuneración igual del trabajo realizado, independientemente de la edad o el sexo.
Los jóvenes también sufrimos especialmente la privatización de los servicios públicos, en particular de la Educación, que bajo la progresiva implantación del Espacio Europeo de Educación Superior, con el Plan Bolonia primero y actualmente la poco publicitada Estrategia Universidad 2015, permite la elevación sustancial de los costes, la penetración de la empresa privada (incluso aquella ajena completamente a las actividades docentes) y la supresión de cualquier mecanismo de participación de las y los estudiantes.
Esta situación no es casual ni momentánea. La política de recortes y el ataque directo contra los intereses de las grandes mayorías populares es producto de la plasmación política de los intereses del capital, clase en el poder. El capitalismo vive una crisis estructural donde la generación de plusvalía sólo se puede recuperar mediante la obtención de nuevos mercados (a través de privatizaciones de lo poco que queda público o bien de obtener mercados exteriores a través de la guerra: Libia, Siria, Irán,… etc) y a través de una mayor explotación de la clase obrera. El capitalismo sólo tiene una única vía para tratar de recuperar su tasa de ganancia, por lo que hay que romper cualquier ilusión de que aguantar ahora la crisis puede significar volver en el futuro a una situación idílica de Estado del Bienestar. El capitalismo, si consigue sobrevivir, se parecerá al capitalismo de 2011 o, directamente, será peor.
No existe la posibilidad de reformar el capitalismo, sin destruirlo. El capitalismo no sólo es una manera de producir, sino también unas relaciones de poder, que emana directamente de la propiedad de los medios de producción. En la medida en que el poder esté en manos del capital, no habrá reformas en favor de los sectores populares y la clase obrera. El papel vergonzoso del reformismo, cuya principal representación política en el Estado Español es Izquierda Unida, es el de proponer supuestas medidas en beneficio de las grandes mayorías, pero con una defensa de las instituciones de la actual forma de la dictadura del capital. Sólo organizando la revolución socialista, sólo con el poder de la clase obrera, sólo organizando a la juventud trabajadora y a los estudiantes contra la oligarquía y contra sus instituciones políticas, incluyendo la farsa de que la democracia es una solución para la clase obrera, podemos ver en el horizonte mejoras para las grandes mayorías. La única democracia para las grandes mayorías es aquella que se base en el poder político de la clase obrera y para ello, nuestra propuesta es organizar la revolución socialista.
El capitalismo es hoy un cáncer terminal en el seno de nuestra sociedad, que afecta a la clase obrera. Nuestra solución es extirparlo.
Únete a la juventud comunista, más que una opción, una necesidad.
En esta situación de ataque generalizado contra los derechos y las conquistas históricas de la clase obrera, en la cual nada se salva (ni la Educación, ni la Sanidad, ni las pensiones, ni las mínimas garantías que la Constitución monárquica parecía otorgar, o incluso la misma idea de una democracia burguesa), se refleja de forma mucho más clara que la juventud, la clase obrera y, en general, los sectores populares, no tenemos ningún interés material que nos pueda atar a esta sociedad capitalista. Nuestro interés está ligado a la superación del capitalismo y a la construcción de una sociedad socialista, en la cual, la satisfacción planificada de las necesidades colectivas sea la base de la libertad, del poder político de la clase trabajadora y las grandes mayorías, de un futuro para los estudiantes y para esta generación de jóvenes, de una esperanza de empleo para todos y todas, de la igualdad real de la mujer y tantas otras conquistas que veremos.
No existen salidas individuales a la crisis capitalista: no existe la esperanza ni de aguantar unos años y ya se recuperará la cosa (el propio Zapatero situaba a 20 años la recuperación de la tasa de ganancia del capital, lo cual en condiciones del capitalismo implica “moderación salarial” y reducción del nivel de vida durante ese periodo), como tampoco existe la posibilidad de que “quizás sea yo la excepción y tenga suerte”.
La crisis es tan grave que incluso determinados sectores de la pequeña y mediana burguesía están sufriéndola y viéndose obligados a cerrar su negocio, en un paulatino proceso de proletarización que ya predijo Marx. Por ello, para las más amplias mayorías, la única esperanza no es tener suerte individualmente en este sistema individualista, sino una salida colectiva hacia una sociedad que nos garantice a todos y todas el presente y el futuro.
Y si la solución es colectiva, la lucha así ha de serlo. Está claro que bajo el capitalismo, la sociedad está dividida en clases sociales. Las clases sociales no se estructuran en función de la cantidad de renta que se posea o perciba, sino en función del papel que juguemos dentro de la producción. ¿Somos propietarios de los medios de producción y contratamos fuerza de trabajo (mano de obra), es decir, somos capitalistas; o por el contrario, carecemos de medios de producción y trabajamos para quienes sí los tienen (es decir, somos clase trabajadora)?
Somos una inmensa mayoría la clase trabajadora y otras capas populares (pequeños propietarios, autónomos,…) y entre nosotros y nosotras existe, lo sepamos aún o no, intereses materiales comunes. Desde una óptica material, compartimos intereses por una subida salarial, por servicios públicos gratuitos, por mayores niveles de consumo equilibrados o por una vida sana en lo físico y en lo cultural. Pero saltando este nivel más básico, asegurar todo lo anterior se puede realizar únicamente en el marco de servicios de carácter público, inversión social elevada y una planificación de precios y salarios bajo un criterio al margen del máximo beneficio para el propietario de medios de producción. Y yendo ya al nivel más elevado, todo lo anterior es imposible en los estrechos márgenes de la dictadura del capital y es necesario que quienes ejerzamos esa dictadura, que será democracia por primera vez para las grandes mayorías, seamos precisamente la clase obrera.
Partiendo de nuestros intereses comunes como clase, llegamos a la necesidad de organizarnos como clase, como única vía para poder ejercer de forma efectiva una defensa de nuestros intereses y una ofensiva para que las grandes mayorías obtengamos el poder político.
Para ello, el mejor exponente de la combatividad, de la conciencia y de la organización de la clase trabajadora, es el Partido Comunista. Sólo mediante el estudio científico de la sociedad, de la economía, las relaciones de clase y una actuación y unas estructuras que sean capaces de convertir a la clase trabajadora en sujeto histórico que conozca sus propios intereses, es posible la superación del capitalismo.
Por eso, hoy día, y especialmente bajo las condiciones de la crisis capitalista, es más que una opción, una necesidad, organizarse en la Juventud Comunista, organizarse en los Colectivos de Jóvenes Comunistas.
Los Colectivos de Jóvenes Comunistas, juventud del Partido Comunista de los Pueblos de España
¿Por qué en el Estado Español, a pesar de la gravísima crisis estructural del capitalismo y de los ataques continuados contra las grandes mayorías, no ha existido una respuesta popular al nivel de países como Grecia?
A pesar de que la realidad, tal como la hemos descrito anteriormente, es de un ataque continuado del bloque oligárquico-burgués contra la clase trabajadora y los sectores populares, ninguna revolución en la historia sucede por sí misma y mediante la actuación espontánea de las clases perjudicadas: las revoluciones, como nos enseñó Lenin, se organizan mediante la actuación consciente de las clases revolucionarias. Para ello, es necesario un destacamento de vanguardia, es decir, que los sectores más conscientes, organizados y combativos de la clase estén agrupados en torno a una organización, el Partido Comunista, y que esta organización, a través de su actuación, consiga arrastrar tras de sí a una mayoría de la clase, es decir, que tenga una actuación efectiva de vanguardia.
El destacamento de vanguardia, aprendimos históricamente, debe estar organizado de la forma más eficaz y efectiva para la tarea de la Revolución: el centralismo democrático.
Esta vanguardia y una clase obrera y juventud organizada, combativa y consciente, fue destruida en el Estado Español a través del eurocomunismo y el carrillismo, que afectó a la que aproximadamente hasta los años 70 fue la organización de los comunistas en el Estado Español: el Partido Comunista de España.
El PCPE y los CJC partimos de la premisa de que nuestra labor fundamental es la reconstrucción del Partido de la Revolución en el Estado Español y, desde 1984, hemos venido trabajando por este objetivo.
¿Qué nos caracteriza?
En el Estado Español, consideramos que el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de clase existentes, marcan como tarea prioritaria la lucha por la Revolución Socialista, sin fases intermedias.
Consideramos que las condiciones objetivas (desarrollo de fuerzas productivas, crisis estructural del capitalismo) son las idóneas para la Revolución Socialista; pero en una revolución son necesarias también condiciones subjetivas: desarrollar al sujeto que hará la revolución. Para ello, es necesario fortalecer al máximo el PCPE y los CJC y crear en torno a los comunistas un Frente Obrero y Popular por el Socialismo, que organice a mujeres, estudiantes, luchadores por el medio ambiente, pequeños propietarios arruinados por la crisis, … etc. en torno a la lucha por sus propios intereses, ligados a la superación del capitalismo.
Consideramos prioritario en generar este Frente Obrero y Popular por el Socialismo organizar a la clase obrera en la lucha por sus intereses inmediatos, ligando las luchas concretas y parciales con la lucha general contra el sistema de explotación. Para ello, nuestra propuesta son los Comités para la Unidad Obrera (CUO), una estructura a establecer en los centros de trabajo, sin ser excluyente con los sindicatos existentes, pero organizando a nivel de base y para el combate al conjunto de trabajadores, sin segregación por siglas sindicales.
Desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas luchamos especialmente contra la explotación de la juventud trabajadora, con condiciones de precariedad y paro especialmente graves, y contra la privatización y mercantilización de la enseñanza.
Uno de nuestros principios es el internacionalismo proletario, base de nuestra solidaridad internacional. Somos solidarios, en primer lugar, con las Revoluciones Socialistas de la clase obrera de otros Estados, así como con las luchas de la clase obrera internacional y con la resistencias de los pueblos al imperialismo. Somos una única clase obrera, dividida en diferentes Estados, y el interés de la clase obrera internacional es el prioritario para los comunistas. Luchamos contra el imperialismo español, cuyos intereses van ligados de forma indisoluble a los de la construcción imperialista en la Unión Europea. Luchamos contra la guerra imperialista.
Para nosotros, es un derecho inalienable de las naciones la autodeterminación. En el caso concreto del Estado Español, estamos convencidos que la actual situación en relación a la autodeterminación de las distintas naciones que actualmente componen el Estado sólo puede ser resuelta en el marco del poder político de la clase obrera. La opresión nacional es una de las consecuencias del poder de la oligarquía burguesa y sólo con el socialismo, con un verdadero poder popular, existirá la posibilidad de que las naciones puedan decidir libremente su futuro.
El capitalismo es el principal sostén material, hoy día, de la opresión patriarcal de la mujer. Nuestra propuesta no sólo busca la emancipación de la clase obrera y la juventud, sino también la creación de hombres y mujeres nuevas que, con la superación del capitalismo, logren poner fin también a la opresión entre géneros, empezando por su expresión más violenta, como es la violencia machista.
Recogemos la herencia de los luchadores republicanos y antifascistas y continuamos su lucha hoy día. En las condiciones actuales, en las que la tarea pendiente para la clase obrera es la Revolución Socialista, no entendemos que sea necesario lograr una república para luego pasar a luchar por el socialismo. Entendemos que la república llegará a España como producto de la lucha contra el bloque oligárquico-burgués, principal sostén de la monarquía, y que con la victoria sobre ese bloque se alcanzará la República Socialista con carácter Confederal, como Estado de la Clase Obrera que asegure el derecho de autodeterminación.
Para todo ello, nos constituimos como destacamento leninista. Construimos la organización leninista, basada en el centralismo democrático, forma organizativa que garantiza la democracia y la transparencia, fomenta la discusión y elaboración de la línea política colectivamente y la aplicación también colectiva de los acuerdos. Toda la militancia tiene que rendir cuentas de su trabajo y compromiso, independientemente de la responsabilidad que ocupe, la minoría debe cumplir los acuerdos de la mayoría, superando el individualismo, y no se permiten corrientes o facciones organizadas. A medida que vamos creciendo y construyendo colectivos, vamos avanzando en el centralismo democrático y el carácter revolucionario de los CJC, pues cada colectivo con su trabajo y aportaciones políticas, enriquece al conjunto de la organización.
Hoy día, el proceso hacia la Revolución Socialista pasa por continuar construyendo el Partido de la Revolución, que tiene su principal germen en el destacamento que hoy representamos el PCPE y los CJC. No somos el único destacamento leninista existente y, por ello, creemos que en la construcción del partido, no sólo debemos apostar por el fortalecimiento de nuestra organización, sino también por lograr unificar a todos los marxistas-leninistas en torno a unas únicas siglas.
El PCPE y los CJC fuimos producto en nuestro nacimiento de un proceso de unidad entre varios destacamentos. Este proceso hacia la unidad de los comunistas continúa. En enero de 2011, concluyó el proceso de unidad entre los CJC y la JCA en Asturies, y en diciembre de 2011 comenzó un nuevo proceso de unidad en Madrid entre CJC y la UJC-M.
Estudiamos, trabajamos y nos divertimos, pero sobre todo aprendemos de todo lo que hacemos para construir el camino hacia la Revolución Socialista desde la clase obrera, desde la juventud. Donde haya jóvenes con interés en organizarse y luchar contra el sistema establecido, al mismo tiempo que se piensa y se construye la alternativa que queremos, allí debe haber un colectivo de jóvenes comunistas.
¡La juventud a la ofensiva, construyendo revolución!
¡El capitalismo, un cáncer a extirpar! ¡Únete a la Juventud Comunista, más que una opción, una necesidad!
Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC)
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