XXXI Marcha a Rota

martes, 9 de agosto de 2011

LONDRES: NOSOTROS NO ESTAMOS SAQUEANDO, LO QUE HACEMOS ES EXPRESAR LA EXISTENCIA DE UN PROBLEMA


Fábrica quemada en Enfield, Londres

La prensa y los políticos intentan esconder que los disturbios responden a un conflicto social y con componentes de clase.

El partido de fútbol Inglaterra contra Holanda, que tendría lugar mañana, ha sido cancelado "por falta de efectivos policiales". El primer ministro David Cameron ha asegurado que 16.000 policías patrullarán las calles esta noche ante la previsión de nuevos disturbios.

Varios medios de la prensa convencional y las televisiones están difundiendo amplia información sobre lo ocurrido, dando voz a vecinos indignados por los incidentes, propietarios de comercios y opinadores varios. Toda la versión difundida coincide con la postura del primer ministro: "Aquí no hay un caso de brutalidad policial, sino un caso de criminalidad juvenil pura y dura. Por eso caerá sobre los criminales todo el peso de la ley".

La prensa habla de "bandas urbanas" cuando la mayoría de los jóvenes que protestan son de raza negra. Incluso dirigentes políticos de Bristol declararon esta mañana que "los responsables de la violencia son grupos anarquistas oportunistas. No es la primera vez que traen la violencia a nuestra ciudad aprovechando un conflicto circunstancial". Cualquier excusa es válida para desviar la atención de lo que ha sido un asesinato policial racista, unido a un desesperado intento por silenciar las protestas a base de porrazos, lo que ha provocado aun más rabia.

Sólo voces aisladas sitúan el conflicto en términos globales: "Creamos una sociedad donde los jugadores de fútbol y las modelos reciben sueldos astronómicos, alardean de su riqueza permanentemente y se comportan como les da la gana, y son tratados como dioses en los medios de comunicación. Esto lleva a nustros jóvenes a aspirar a la fama y la riqueza. Sin embargo en vez de eso reciben desempleo, pobreza y un futuro incierto. ¿Y ahora nos sorprendemos cuando se rebelan?" (Rob, London, comentario en BBC).

Y a cuentagotas también podemos extraer otro elemento importante. Si bien la prensa entrevista fundamentalmente a propietarios de pequeños comercios o de coches particulares, la mayoría de los locales atacados pertenecen a grandes empresas. La fábrica de Sony (una nave de 70 metros de largo) fue quemada por completo en una localidad al norte de Londres, sucursales bancarias devastadas, sedes de apuestas atacadas, Debenhams (una especie de El Corte Inglés británico) fue saqueado por una multitud en el municipio londinense de Croyden, sedes de Orange y T-Mobile fueron asaltadas en Birmingham, un hotel de la cadena hotelera Premier Inn (la mayor de todo el Reino Unido) ardió a medianoche, varios locales de la empresa Greggs (la mayor cadena minorista especializada en panadería del Reino Unido) fueron atacados y quemados. Son sólo algunos ejemplos, dado que en general los disturbios están afectando a zonas comerciales.

En medio de una sobresaturación de información criminalizadora, un joven negro encapuchado fue entrevistado anoche unos pocos segundos para el telediario de Channel 4. A la pregunta de por qué la gente "saquea" y actúa "de forma criminal", el joven afirmó que "estamos protestando porque a la policía no le gusta la gente negra ni asiática. A la policía no le gusta la gente de otras razas. Nosotros no estamos saqueando, lo que hacemos es expresar la existencia de un problema".

La prensa y los políticos intentan a toda costa reforzar su visión de que todo se resume a un problema de bandas juveniles, evitando señalar como una de las causas a la crisis económica o la situación social y económica que vive la juventud londinense. Para ello están poniendo el foco en algunos actos indiscriminados sacados de contexto, sin embargo debajo de toda esa versión subyace a todas luces un problema social y racial.

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