La media comunitaria alcanzó el 20,5% en el mes de junio y, aunque nuestra tasa de paro juvenil duplicó de sobra ese umbral en el mismo periodo, no quita para calificar de mal endémico a lo largo y ancho de Europa el desempleo entre esta franja de edad...
Un articulo de Jose Carlos de la Pola, Eleconomista
Todo depende del cristal con que se mire. ¿Todo? Nuestra tasa de paro, al menos, no. Según Eurostat, España sigue encabezando mes tras mes el ranking de los socios europeos con los peores porcentajes de desempleo. Con una tasa del 21% en junio continúa, de hecho, demasiado lejos de los siguientes en la relación, Lituania y Letonia.
La brecha se hace más grande, incluso,cuando se enfrentan las cifras que arroja el paro juvenil. Pero, en este caso, lo sorprendente reside en que países con un porcentaje global de desempleados bastante moderado encajan, al mismo tiempo, proporciones elevadísimas de ciudadanos sin trabajo con menos de 25 años. O dicho de otro modo, que casi todos los jóvenes del Viejo Continente acumulan motivos suficientes para salir a la calle a protestar.
Sin ir más lejos, la media comunitaria alcanzó el 20,5% en el mes de junio y, aunque nuestra tasa de paro juvenil duplicó de sobra ese umbral en el mismo periodo, no quita para calificar de mal endémico a lo largo y ancho de Europa el desempleo entre esta franja de edad. Y ni siquiera supone un consuelo el argumentar que, de momento, se mantiene por debajo de los máximos registrados hace 20 meses.
Porque, como consecuencia de la crisis de deuda y precisamente con el objetivo de atajarla, los Estados miembros siguen ejecutando todo tipo de recortes y tijeretazosque, si bien consiguen aligerar el agujero de sus cuentas públicas, penalizan más si cabe la actividad y, en consecuencia, la creación de empleo.
Niveles de récord
Según confirmó un alto funcionario comunitario a The Wall Street Journal, "el paro juvenil va a alcanzar otra vez niveles de récord". Debido principalmente a que el acoso de los mercados no permite alejarse de la receta del mazo impuesta desde Bruselas y Washington y que significa subidas de impuestos y un reguero de ajustes.
Algo que, sin embargo, sí podría acometerse con otro tipo de coyuntura económica, más propicia para que los socios tuvieran la posibilidad de prorrogar los estímulos.
Respecto a España, donde la tasa de paro juvenil es del 45,7%, el Observatorio Europeo del Empleo advierte de que la crisis -y en esencia sus efectos perniciosos sobre la tasa de desempleo- puede conducir al "colapso" a toda una generación. Aunque, desde luego, no se trata del único caso que dispara las alarmas.
En Portugal, donde el centro derecha de Passos Coelho acaba de reemplazar en el Gobierno a los socialistas de Sócrates, se llegó a alertar en plena campaña electoral de que, si no se ejecutaban una serie de reformas dirigidas a estimular el empleo, los jóvenes portugueses acabarían convirtiéndose en parte de una generación perdida. Máxime cuando cuatro de cada diez desempleados en este país no superan los 33 años y disponen de estudios superiores.
Mientras, desde Italia se apunta no sólo a los recortes del presupuesto público, que naturalmente limitan el margen de maniobra de los Gobiernos, sino también a las reformas de escaso calado del sector educativo. Pero, en general, los dos grandes obstáculos con que las compañías se topan a la hora de contratar nuevo personal residen en los escollos impositivos y en los enormes costes de despido.
¿Qué hacer?
Y bajo este escenario subyace el gran reto: cómo suavizar el impacto de los recortes sobre el empleo y fundamentalmente alrededor de la población con menos de 25 años. Dado que, conforme explica uno de los últimos informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), "más allá de sus secuelas en los futuros salarios y el estado del mercado de trabajo, las épocas de paro recurrente generan a menudo cicatrices permanentes en los jóvenes".
Francia y Reino Unido sufren, por ejemplo, porcentajes de casi el 23 y el 20%, respectivamente, cuando sus tasas de paro global se quedan cerca del 10 y el 8. La proporción de desempleo italiana entre los jóvenes se acerca, asimismo y peligrosamente, al 28%. Y ni siquiera los países del norte, Suecia y Finlandia, consiguen desmarcarse de la pésima tendencia y cada mes registran tasas de desempleo juvenil que rondan el 23% en el caso sueco y el 20 en el finés.
Valoración aparte merecen las cifras de Atenas, Dublín y Portugal. La sangría helena, en concreto, arroja dimensiones muy parecidas a la nuestra, con un porcentaje próximo al 39%o.
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