
La catarata de números, mensajes más o menos alarmistas y el manejo interesado de la información a veces impide valorar en su justa dimensión lo que está ocurriendo con la economía del mundo en general y de EEUU y Europa en particular. Por ello son importantes algunas puntualizaciones.
Estamos ante un agravamiento de la crisis financiera y económica global, que comenzó en 2008 y nunca terminó, continúa hasta el presente. Una primera conclusión, la crisis es prolongada y grave. Una segunda conclusión, las recetas aplicadas para salir de ella no han dado resultado.
Hay una base común que se prolonga, la economía capitalista, en sus diversas variantes, no se muestra capaz de generar las condiciones mínimas para asegurar su reproducción ampliada. Las causas obviamente son muchas, pero una tiene un peso decisivo: la altísima incidencia de los mecanismos especulativos en la economía global.
Al no asegurarse rendimientos óptimos en la economía real los especuladores buscan nuevos espacios. Así se crearon los complejos mecanismos de ingeniería financiera, que otorgaron ganancias millonarias a unos pocos, bancos y fondo de inversión, y multiplicaron la miseria y la devastación a muchos, el resto de la sociedad.
Para decirlo más claro: el funcionamiento del capitalismo desarrollado de hoy se asemeja mucho más a una ruleta que a una fábrica.
Los Estados acudieron con cifras siderales al rescate de los bancos, que fueron en gran medida los que provocaron la crisis. Ahora la crisis es de la deuda pública y vaya paradoja, los que exigen el cumplimiento de la misma, son los bancos y fondos que debieron ser rescatados en el 2008 .
Hay dos hechos que marcan la profundidad de la crisis. EEUU, la principal economía del mundo, está al borde de la cesación de pagos. Claramente es un hecho inédito en la historia, la principal potencia capitalista del mundo, se queda sin dinero. La segunda arista saliente del agravamiento de la crisis es Europa. Grecia sigue en caída libre y la Unión Europea, asesorada nada más y nada menos que por el FMI, discute un nuevo paquete de ayuda. Si cae Grecia, se da por sentado que se producirá un efecto dominó que impactará en todo el viejo continente, pero particularmente en Portugal, España, Irlanda e Italia.
¿Y que vendrá después?
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