Jueves, 26 de Mayo de 2011 12:09
ADEMÁS, LA QUIEBRA DE GRECIA SERÍA PEOR QUE LA DE LEHMAN.
La tragedia griega entra en una espiral impredecible.........
Los socios europeos de Grecia empiezan a perder la paciencia y quieren actuar por las bravas ante las vacilaciones de Atenas para ejecutar un nuevo y durísimo plan de recortes del gasto, subidas de impuestos, reformas económicas y privatizaciones.
Y la falta de consenso entre la clase política helénica para ejecutar las exigencias de Europa y del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha llevado al Ejecutivo griego a plantearse si convocar un referéndum. Y los referendos, ya se sabe, los carga el diablo.Encabezados por la siempre radical, tacaña, condescendiente y moralizadora Holanda, los Gobiernos de los 17 países que comparten el euro como moneda única barajan una idea que roza la expropiación o el embargo de los activos en poder del Estado griego.
Planes en marcha
Atenas tiene un plan de privatizaciones con el que calcula que recaudará unos 50.000 millones de euros entre este año y 2015. Dado que no termina de contener su déficit y su deuda galopante, Europa y el FMI le han exigido que acelere las privatizaciones. Han aireado que el Estado tiene un patrimonio privatizable cuyo valor ronda los 250.000 o incluso los 300.000 millones de euros. Y le han venido a diplomáticamente espetar que privatice más y pida menos ayuda.Atenas cedió a la presión y esta semana ha anunciado la creación de un fondo soberano que privatizará de inmediato, entre otros activos, la participación pública en la teleco OTE, el banco postal, las loterías y quinielas, los puertos de Atenas y Salónica, y la empresa que gestiona la distribución de agua potable y el tratamiento de la residual en Salónica. Pero Europa no se fía de la determinación del Ejecutivo socialista para cumplir tal promesa, y se plantea que la privatización sea gestionada por una agencia dirigida por expertos internacionales entre los que podrían figurar los del FMI. Y mientras se vende o se malvende con más o menos precipitación el patrimonio griego, éste y los futuros ingresos de su venta servirían para garantizar la devolución de la ayuda prestada al país para rescatarle de la quiebra.Situación límiteLa situación es límite. Si Atenas no pone en marcha una nueva batería de medidas, Europa y el FMI le cerrarán el grifo de los 12.000 millones de euros que preveían prestarle en junio, dentro del programa de créditos por un total de 110.000 millones que deben entregarle escalonadamente a lo largo de tres años desde la primavera de 2010.
Sin esos 12.000 millones de euros, el Estado griego está condenado al impago sin antes poder irse de vacaciones de verano, a modo de última voluntad que entre caballeros se concede a todo condenado a la pena capital. Y esos 12.000 millones son sólo una gota de agua en el oceáno de ayudas que el país precisa. Los 110.000 millones de ayuda puestos a su disposición no bastan, y se baraja que serían necesarios préstamos adicionales por otros 60.000 millones de euros. Un impago o una simple reestructuración de la deuga helena desencadenaría un terremoto que haría tambalearse a países como Irlanda, Portugal, España, Italia y Bélgica.
Fitch advierte.
Si el martes fue Moody's la agencia de calificación que advirtió sobre los riesgos que tiene que se produjese un impago heleno, ayer era la agencia de calificación Fitch la que alertaba sobre los "elevados riesgos potenciales de contagio" que supondría cualquier tipo de reestructuración de la deuda soberana de Grecia para los bancos alemanes. "La peor consecuencia sería un fuerte incremento de la aversión al riesgo de los acreedores y en los mercados de capital en general, cuando muchos bancos están en plena rehabilitación", aseguró Michael Dawson-Kropf, de la agencia Fitch.
POR QUÉ UN DEFAULT DE GRECIA SERÍA PEOR QUE LA QUIEBRA DE LEHMAN
Si Grecia incurre en impago de su deuda, los efectos en las entidades financieras podrían ser mucho peores que las que vimos tras el colapso de Lehman Brothers, y eso que fueron desatrosos. Que el Gobierno de EEUU dejara quebrar a una entidad grandes, interconectada y compleja desató el pánico porque se ponía en cuestión la estabilidad de todo el sistema. Pero los efectos directos reales fueron escasos. Lehman tenía 600.000 contratos de derivados y cientos de miles de millones en bonos, pero los acreedores de Lehman habían reservado capital contra su colapso. Esto disminuyó en gran parte el efecto inicial de la quiebra. Los colchones de capital sirvieron realmente de colchón.
Hay cerca de 270.000 millones de euros en deuda pública griega. Los bancos, principalmente europeos, poseen en torno a 100.000 millones de esa deuda. Las compañías de seguros, fondos de pensiones y los bancos centrales poseen el grueso de los otros 170.000 millones. En su mayor parte, esos tenedores de la deuda griega no tienen provisiones contra pérdidas. Eso significa que sufrirán todo el impacto de las pérdidas.
Subsidio al irresponsable
Las regulaciones bancarias europeas tratan la deuda pública de la zona euro como si no tuviera riesgo. Eso supone, en realidad, un subsidio a los Gobiernos más irresponsables de la zona euro, porque les permite pedir prestado a unos costes mucho más bajos de los que otros tendrían que haber pagado. El diferencial entre el bono griego y el alemán cayó a 20 puntos básicos en 2004, gracias sobre todo a esta ayuda.
Los bancos, por supuesto, se lanzaron a por la deuda con más riesgo porque tenía rentabilidades ligeramente más altas. En realidad, adoptaron la visión de los reguladores de que esa deuda no tenía riesgo. Eso les permitió lograr mayores rentabilidades sin tener que consumir más capital, como tendrían que hacer si prestaran dinero a otros deudores que las autoridades desfavorecían.
Este subsidio ha sido extremadamente importante para los Gobiernos europeos. En EEUU, sólo el 3% de la deuda pública está en manos de los bancos. En Europa, ese porcentaje se eleva al 30%. Sin el subsidio, muchos gobiernos de la zona euro habrían tenido grandes dificultades para vender sus bonos.Crisis de los GobiernosEsta elevada concentración de deuda pública en los bancos europeos plantea la posibilidad de que los bancos estén gravemente infracapitalizados, y puedan necesitar una inyección de capital público o afrontar la quiebra. Hasta el BCE, que ahora tiene una enorme cantidad de deuda griega, puede necesitar ser recapitalizado.Es difícil saber qué bancos europeos tienen la mayor exposición a un posible impago de Grecia. Y eso puede desatar e pánico si efectivamente se produce el default. Los bancos conocerán su propia exposición, pero no la de sus competidores. Temiéndose lo peor, muchos simplemente dejarán de prestar dinero a entidades potencialmente insolventes. Por tanto, una enorme contracción de crédito (crédito Crunch) amenaza a la banca europea y a su economía.
No hay que equivocarse: esta crisis no la han causado los especuladores o la avaricia o el capitalismo, señala John Carney, autor del blog NetNet. Es una crisis de los Gobiernos y la regulación. Es decir, de los Gobiernos que se endeudaron en exceso y de unos reguladores que impulsaron a los bancos a prestar demasiado dinero a esos Gobiernos. elEconomista/InSurGente
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