
Entre noticias de rescates de países que ya se creían rescatados (como Grecia) y amenazas de rescates de otros que ya se nos prometía que estaban salvados de la quema (España), vuelven con fuerza los rumores de que finalmente algún que otro tendrá que salir de la eurozona.
A este respecto, bueno sería recordar más allá de especulaciones, que, además de garantizar mayor independencia del dólar, el euro no se hizo para armonizar Alemania y países periféricos europeos (como Portugal, Grecia y España), sino, en todo caso, para impedir devaluaciones nacionales que mermaran los beneficios germanos recogidos en esos países de segunda división; por tanto, no para reducir la desigualdad, sino para mejor aprovecharla.
Por eso llegábamos a decir que no habría que descartar que finalmente la crisis en la eurozona lo fuera por abajo o por arriba: que algún país periférico tuviera que irse del euro, o bien que Alemania con otros países del núcleo duro de la “construcción europea” se fueran de esa moneda. Aquí no sólo jugarán los costes económicos, sino los políticos.
Hoy aparece un artículo en el Financial Times, donde se recoge que la semana pasada el periódico alemán Der Spielgel afirmaba que Grecia estaba considerando la salida de la eurozona, aunque esto fue desmentido categóricamente por parte de las autoridades helenas.
Philippo Sachinides, el secretario de Estado de Finanzas al cargo de la deuda pública, aseguró: “Es completamente falso... Es un movimiento contra la eurozona”. Sin embargo, pese a la negación, el euro cayó más de un 1% frente al dólar el viernes. Desde el miércoles ha perdido más de un 3%, lo que pone de relieve hasta qué punto están afectando los problemas de Grecia al sentimiento.
En el artículo firmado por David Oakley y Kerin Hope también podemos leer lo siguiente:
Un año después de su rescate por la UE y el Fondo Monetario Internacional, Grecia ha hecho pocos progresos para poner en orden sus finanzas, y mucho menos para obtener los considerables superávits presupuestarios que necesita para estabilizar su deuda pública.
La petición de Grecia podría echar por tierra las esperanzas de que el anuncio de rescate de Portugal la semana pasada pudiera marcar un punto de inflexión en la crisis de la deuda, que estalló hace más de un año. Un importante inversor declaró: “La esperanza es que Portugal sea el último rescate y que no se produzca un contagio a España. Pero los temores sobre Grecia podrían provocar fuertes ventas en los mercados de bonos periféricos y aumentar las posibilidades de que España también necesite préstamos de rescate”.
Esto agravaría la crisis, ya que muchos consideran a España, la cuarta mayor economía de la eurozona, una pieza clave del dominó. Si el país cae y necesita un rescate, todo el proyecto de la eurozona podría verse amenazado.
Los inversores y los estrategas señalan que la crisis de la deuda probablemente pueda restringirse a Grecia, Irlanda y Portugal si Atenas puede capear las tormentas y reestructurar sus bonos de forma ordenada. La primera señal de que Grecia estaba dando pasos hacia la reestructuración, aunque sólo parcial, pudo apreciarse el fin de semana después de que Papaconstantinou discutiese con sus colegas de la eurozona la posibilidad de ampliar el vencimiento, de acuerdo con los inversores, de los bonos que han de pagarse en 2012 y 2013.
Los mercados financieros creen que un impago o una reestructuración no minará el sentimiento en la eurozona si se presenta un plan claro. De hecho, los mercados esperan que Grecia se vea forzada a reestructurar su deuda, ya que su economía sigue sumida en los datos negativos y su nivel de deuda pública es demasiado alto.
Sin embargo, si Grecia abandona el euro, forzando una reestructuración o un impago y obligando a los inversores a afrontar grandes pérdidas o quitas sobre sus bonos, es posible que la confianza se desplomase en toda la eurozona. Esto podría afectar a los mercados de bonos de España y aumentar el riesgo de que también llegara a necesitar un rescate. Esto a su vez posiblemente provocase fuertes ventas de bonos y de la divisa única en toda la eurozona.
“Si el debate pasa de la reestructuración ordenada de la deuda de Grecia –que los mercados dan por sentada– a un impago desordenado griego –que es algo imprevisto– es probable que vuelva a aumentar marcadamente el riesgo”, señaló Win Thin, estratega de divisas de Brown Brothers Harriman.
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