
La voracidad del capitalismo financiero no tiene límites. Si un emigrante compró una vivienda en España y la devolvió por no poder pagarla, a las entidades bancarias no les parece suficiente. Hay temor a que las entidades financieras busquen en el pobre patrimonio de los emigrantes o sus familias, en sus propios países de origen la forma de que el banco (o Caja) siga devorándolos.
¿Qué pasará con los bienes que tenemos en Ecuador? Esa es la pregunta que se hacen los inmigrantes que perdieron su vivienda por no tener recursos para pagar las hipotecas, y que a pesar de la desgracia que les ha caído encima, siguen manteniendo sus deudas con los bancos y cajas españolas.
El orense Segundo Zapata Egas tiene esa incógnita cada mañana, nada más levantarse y caminar por el salón del departamento de 60 metros cuadrados situado en la avenida Isabel la Católica de la ciudad de L'Hospitalet, por el que paga 400 euros mensuales de arriendo. Vive ahí desde hace un año y medio junto a su mujer, cuatro hijos y dos nietos, porque fue desalojado de la vivienda que había adquirido en febrero de 2007.
“La hipoteca nos la dieron a mi hijo, a mi mujer y a mí. Empezamos a pagar 1.300 euros al mes, luego nos la subieron a 1.800 y finalmente disminuyó a 1.500”, explica Zapata, que a sus 47 años de edad, asegura estar viviendo una de sus peores pesadillas.
Los problemas para la familia se presentaron en el momento en que su hijo no pudo renovar el permiso de trabajo y Zapata, que se ganaba la vida como albañil, se quedó en el desempleo debido a la crisis en la construcción. A eso se sumó el hecho que que su mujer también perdió el trabajo.
“Intenté arreglar con la Caja por todos los medios porque no podía pagar las cuotas, pero no me dieron la oportunidad de hacerlo. El asunto es que subastaron mi piso en 398.000 euros y encima más, ellos me reclaman el pago de 180.000 euros. Como aquí no hay la prisión por deudas, la Caja se quedará con los sueldos que cobraré en el momento en que empiece a trabajar, es decir, que estaré pagando toda la vida por un piso que me lo arrebataron”.
“Tengo miedo de lo que pueda pasar con mi familia”, reconoce Zapata, tras enfatizar que esa es la misma sensación que agobia a los 300 de sus compatriotas que forman parte de la Plataforma de Hipotecados de L’Hospitalet.
Uno de esos ecuatorianos es Arturo Barzola Rivera, que nació en Babahoyo hace 48 años y se instaló en L’Hospitalet hace una década. En 2005 se compró su vivienda en el barrio La Florida, y en la que cada día, junto a su mujer y sus dos hijos, espera la llegada de la orden de desahucio.
Barzola trabajaba como frigorista hasta que en noviembre de 2009 se quedó en el paro y ya no pudo pagar las letras de la hipoteca. El Banco le planteó un juicio y le ganó, por lo que le exige 192.000 euros. Además, la sentencia le obliga a pagar 57.674 euros por costas procesales.
“Cuando solicité el crédito, el banco tasó mi piso en 186.000 euros y me concedió una hipoteca por 209.000 euros. Pero ahora han tasado el piso en 80.000 euros, aduciendo que ha perdido valor”.“Todo es un sinsentido, porque me he dado el lujo de sumar todo el dinero que he pagado en letras y me da 100.000 euros. Pero según ellos, casi todo correspondía a los intereses”.
Al respecto, Segundo Zapata sostiene que el inconveniente que existe en España es que no hay una ley de dación en pago, una fórmula que evita la ejecución hipotecaria a través de un acuerdo entre banco y deudor para entregar la casa en pago de la hipoteca, como sucede en Estados Unidos.
“Al no existir la ley, los bancos y cajas aplican la dación en pago como creen conveniente. No es justo que nos quedemos en la calle y encima endeudados”, señala Zapata.
Orley Santos Parrales, un ecuatoriano procedente de El Carmen, añade que otro de los problemas es que los bancos y cajas se niegan sistemáticamente a arreglar el problema. “Yo lo intenté hacer en el mes de agosto, cuando me separé temporalmente de mi mujer. Debido a que tenía que pagar la manutención de mi hijo, el sueldo ya no me alcanzaba para cubrir la hipoteca”.
“Me he atrasado cinco cuotas y ya han comenzado las amenazas de quitarme el piso si no me pongo al día”, dice Santos Parrales, quien teme que si no lograr resolver el contencioso, le arrebaten los bienes que tiene en Ecuador.
Segundo Zapata explica que el embajador de Ecuador en España, Galo Chiriboga, envió una carta al Gobernador del Banco de España en la que le pide que tome medidas para solucionar el conflicto social y humanitario que está generando la ejecución de las hipotecas. “Pero nadie nos dice nada sobre lo que puede pasar con las cosas que tenemos en Ecuador”, remacha Zapata.
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