XXXI Marcha a Rota

martes, 20 de julio de 2010

"SE TE ACABÓ EL FUTURO, OBAMA"


Obama preocupado. Para ello tiene razones más que suficientes.
El hombre que se apoderó de la Casa Blanca fomentando un estado de aánimo de expectativas irracionales se enfrenta ahora al precio amargo cobrado por la realidad. La realidad es que no puede haber un buen "presidente" de los EE.UU. Es imposible jugar con esas cartas. Obama está cerca del fin.
El primer presidente negro de la nación prometió cambios en el momento preciso en el cual ni un solo hombre, aunque estuviera dotado de los poderes comunicativos de Franklin Rooselvet, de la maestría política de Lyndon Johnson o de la descarada agilidad de Bill Clinton, podría cambiar la corriente que ha estado llevando a los EE.Uu al desastre durante 30 años.
Este verano numerosos estadounidenses están atemorizados. Más de 100.000 se declaran en bancarrota cada mes. Tres millones de propietarios de casas se enfrentan a la ejecución hipotecaria este año. Hay que agregarlos a los 2,8 millones que lasufrieron en el 2009, el primer año en el poder de Obama. Casi siete millones estuvieron sin trabajo el año pasado durante seis meses o más. Si se suma la gente que ha renunciado a la busca de trabajo, o los que tienen trabajo parcial, el total se acerca a los 20 millones.
La gente atemorizada es irracional. También lo son los racistas. Obama es objeto de acusaciones demenciales. Un porcentaje considerable de estadounidenses cree que es "socialista"- una acusación tan ridicula como acusar a la Cospedal de líder revolucionaria. Obama reverencia el sistema capitalista. Admira a los súper-depredadores de Wall Street que inundaron las arcas de su campaña electoral con millones de dólares. La horrenda catástrofe del Golfo de México provino directamente de la luz verde que él y su secretario del interior, Ken Salazar, dieron a la British Petroleum (BP).
No es culpa de Obama que durante 30 años la política de los EE.UU- bajo Reagan, los dos Bush y Bill Clinton- haya sido exportar permanentemente puestos de trabajo al Tercer Mundo. Los puestos de trabajo que los estadounidenses buscab ahora deseperadamente ya no están allí, en su patría, y no volverán a estar. Están en China, Taiwán, Vietnam, India e indonesia.
Ningún programa de estimulo, ni la entrega de dinero a contratistas del cemento para que se arreglen baches en el sistema federal interestatal de carreteras, van a lograr que vuelvan estos puestos de trabajo. Trabajadores altamente capacitados, los aristócratas del sector manufacturero, están asando hamburguesas- en el mejor de los casos- por 7,5 dólares por hora porque las corporaciones de los EE.UU enviaron sus puestos de trabajo a Guangzou, con la aprobación del lobby del "libre comercio" cargado de dinero.
No es culpa de Obama que durante 30 años más y más dinero haya flotado a la punta de la pirámide social hasta que los EE.UU están volviendo a estar donde estaba en los años 80 del siglo XIX, una nación de vagabundos y millonarios. No es culpa suya que cada ventaja tributaria, cada regulación, cada decisión judicial se oriente hacia las empresas y los ricos. EE.UU neoliberal fue conjurado con maligna vitalidad a mediados de los años setenta.
Pero es culpa de Obama que no lo haya comprendido que siempre, desde el primer momento, halagó a los estadounidenses egoistas con apologías a su grandeza, sin advertir adecuadamente sobre la corrupción política y corporativa y a la resistencia a la que se enfrentaría si luchara realmente contra las componendas prevalecientes que estaban destruyendo a los EE.UU. Les ofreció un viaje gratuito y fácil hacia un futuro mejor, y ahora ven que era una promesa vacia.
También es culpa de Obama que, como comunicador, no pueda movilizar e inspirar a la nación alejándola de sus temores. Desde sus primeros años aprendió a ser excitable, a no ser un hombre negro airado que pudiera alarmar a sus amigos blancos en Harvard y a sus posteriores benefactores corporativos. El autocontrol fue su pasaporte para los guardianes del sistema, desesperados por encontrar un líder que restaurara la credibilidad de los EE.Uu en el mundo después de los desastres de la era de Bush.
De modo que ahora los estadounidenses hanperdido confianza en él en cantidades cada vez más crecientes. por primera vez las evaluaciones negativas en los sondeos sobrepasan a las positivas. Ya no cuenta con una suficiente confianza. Su apoyo ha bajado a un 40%. La maleabilidad que le permitió adular al mismo tiempo a los poderes económicos y a los obreros parece ahora el más insulso oportunismo. La promesa casual en la campaña de eliminar a al-Qaida en Afganistán se convierte ahora en una desastrosa campaña vista con consternación y pena por la mayoría de los norteaméricanos.
Los sondeos auguran el desastre. En estos momentos parece que es posible que los republicanos puedan no sólo recapturar la Cámara sino, posiblemente, también el Senado. El humor público es tan contrario a él que sus propias esperanzas de un primer periodo muestran que los votantes piensan que es posible que los demócratas tengan mejores soluciones para la economía que los republicanos, pero votarán contra los demócratas en ejercicio en las elecciones a mitad del periodo en el otoño próximo por la perdida de credibilidad de Obama.
Obama tuvo su oportunidad el año pasado, cuando habría podido convertir los puestos de trabajo y la reforma financiera en sus objetivos primordiales. Es lo que esperaban los estadounidenses. En vez de ello, hinoptizado por los consejeros económicos que eran engendros de los bancos, se lanzó al Mar de los sargazos de la "reforma del sistema de salud", desperdicio la mayor parte de un año, y terminó con algo que no ha satisfecho a nadie.
¿Qué puede ahora salvar a Obama?. Cuenta identificar una esperanza a la que se pueda aferrar. es demasiado pronto para decirlo, pero como decia Jane Leigh a Orson Welles en Sed del mal: " se te acabó el futuro, mister Obama"

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