
Nelson Mandela, un ejemplo perfecto de instrumentalización de la História.
La hipocresía de Estados Unidos y sus aliados se ha podido corroborar en toda su magnitud al proclamar la Asamblea general de la ONU el 18 de julio como Día Internacional de Nelson Mandela, fecha del naticilio del legendario dirigente surafricano. Lo ejemplifica espléndidamente el corresponsal de la Jornada en Estados Unidos, David Brooks, al contrastar los encendidos elogios de ocasión a Mandela de la secreatria de Estado Hillary Clinton con el testimonio de un veterano de la lucha contra el apartheid en ese país quien recordaba que el prestigioso líder y su organización, el Congreso Nacional Africao (CNA), fueron mantenidos en la lista oficial de terroristas por el gobierno estadounidense nada menos que durante toda la presidencia de Bill Clinton, años después de que Mandela fuera electo presidente de Sudáfrica en 1994. Pretenden que olvidemos el apoyo económico, político y militar a los racistas blancos de Washington y sus aliados de la OTAN, y por supuesto, de Israel, que dotó a Pretoria ( sede del gobierno del apartheid) del arma nuclear por encargo de la Casa Blanca.
Mandela, por cierto, no fue el pacifista descafeinado inventado por la mafia mediática sino, desde su juventud, un recio combatiente por la liberación de su pueblo que, cuando vio ahogados en sangre por el régimen de la minoria blanca sus intentos de luchar por medios pacificos, no dudo en encabezar y organizar el Umkhoto we Size (La lanza de la nación, en lengua Xosa), brazo militar del CNA, que realizó arriesgadas y audaces acciones armadas hasta que el apartheid entró en su fase agónica. Tampoco su excarcelación obedeció a ningún milagro ni el fin del odioso régimen se consiguió simplemente mediante un dialógo y unas elecciones, como afirma hoy en día la fábula mediática. El diálogo y las elecciones fueron la conclusión de un prolongado ciclo de lucha del pueblo negro y de algunos blancos revolucionarios o progresistas de Sudáfrica- entre ellos lideres veteranos del CNA como Joe Slovo, presidente del partido comunista de Sudáfrica- cuya última etapa va de los años 20 a los 90 del siglo XX, reprimida sin piedad por los racistas blancos. La lucha contra el apartheid experimentó un gran impulso y levantó una enorme solidaridad internacional a tenor de la descolonización de África y, por último, de la liberación de las colonias portuguesas y el ascenso del SWAPO, movimiento de liberación de la entonces colonia sudafricana de Namibia.
En este panorama se omite otro dato fundamental que omite o falsea la história oficial: las acciones internacionalistas de la revolución cubana en África. estas se extienden de tal manera en tiempo y espacio que sólo voy a referirme sinteticamente a lo realcionado con este articulo. A solicitud del gobierno de Agostihno Neto, del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, la Habana envió en 1975 un contigente de tropas que destrozó el plan de Estados Unidos, la Sudáfrica racista y el Zaire del sanguinario Mobutu para tronchar la flamante independencia y saquear en grande a ese país angoleño. Una vez derrotada la invasión de Sudáfrica, de los mercenarios europeos y las facciones angolanas a su servicio, quedaron en Angola suficientes fuerzas cubanas para preservar su soberanía. Sin embargo, en 1988, despues de constantes incursiones sudafricanas en territorio angolano y una grave amenaza militar de los racistas, nuevamente, a pedido de Luanda (la capital de Angola), cruzó el Atlántico una fuertte agrupación de fuerzas cubanas, con aviación de combate y artilleria pesada, que en la batalla de Cuito Cuanavate, librada muy al sur del territorio angolano, infligieron una derrota a los racistas, los forzaron a retirarse a sus bases y avanzaron hacia Namibia. Como escribió entonces el subsecreatrio de Estado de los EE.UU ,Chester Crocker, a su jefe George Shultz: "el avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinamica militar impredecible". Lo impredecible era que la acción de las fuerzas cubanas en cooperación con las angolanas y las de Namibia había obligado a los Estados Unidos y a los racistas surafricanos a sentarse a la mesa de negociaciones y a aceptar la independencia de Namibia y Angola. El fin del apartheid se habría prolongado quién sabe hasta cuando sin la derrota del ejercito del régimen racista de Pretoria en Cuito Cuanavate y la amenaza de insurreción del pueblo negro de Sudáfrica inspirado por esta. Nelson Mandela lo dijo así: Cuito Cuanavate marca el viraje en la lucha para liberar el continente y a nuestro país del flagelo del apartheid.
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