


Consecuencias de "la intervención democrática" de los EE.UU en Afganistan
Nazir Ahmad ( habitante de un pueblo campesino del este de Afganistán) relata que en las primeras horas del viernes (14 de mayo) oyó ruido de disparos que parecian salir de una garita de vigilancia situada en el exterior de un gran recinto de adobe que comparte con otras nueve familias. pensando que eran ladrones que intentan entrar, él y otros vecinos más corrieron hacia el patio, sumido a esa hora en una total oscuridad, donde cayeron abatidos por fuego de disparos y explosiones de granadas. " Estaban disparando con láser", dice Ahmad, de 35 años. La metralla se le incrustó en el pecho, alcanzando también en la espalda a su hija de 18 meses. Una familia vecina salió peor parada aún: en cuestión de segundos un padre y sus cuatro hijos yacian asesinados.
Los testigos locales entrevistados por el periodico norteaméricano Time contaron que la noche del ataque las fuerzas estadounidenses asesinaron a ocho vecinos de ese pueblo campesino calcinado por el sol al este de afganistán. El ejercito de los EE.UU insiste que esa operación tenia como objetivo atacar a los insurgentes que pululan la zona. Pero los afganos normales y corrientes se inclinan más a creer lo peor. En cuanto se extendio la noticia del incidente, cientos de personas se lanzaron a la calle para protestar, quemando neumáticos y lanzando piedras mientras gritaban: "Muerte a los EE.UU", " larga vida a los talibanes" y otros sloganes contra el propio gobierno. Cuando los manifestantes intentaron asaltar a la comisaria del distrito, los oficiales respondieron a tiros y mataron al menos a uno de los manifestantes.
Desde que el general Stanley Mc Chrystal tomó el mando de las fuerzas internacionales en Afganistán el pasado verano, las restriciones en los ataque aéreos han reducido algo la incidencia de muertes civiles que tanto exacerban la indignación del pueblo y las fricciones entre el gobierno afgano y el de los EE.UU. Sin embargo, los observadores internacionales en la zona señalan un aumento de los atques nocturnos de las unidades de las Fuerzas Especiales. Según las naciones Unidas y las estimaciones del Gobierno afgano, los ataques nocturnos han provocasdo más de la mitad de los 600 muertos de civiles infligidas por las fuerzas de la coalición el pasado año.
Muchos afganos sugieren que los errados ataques pueden estar motivados por la desinformación que se le pasa a los estadounidenses para acabar con los feudos locales. Hace algunas semanas, el 29 de Abril, el cuñado de la diputada afgana safiya Sidiqui murio de un disparo en un ataque nocturno contra la casa de su familia. Sidiqui dice que su hermano había llamado poco antes diciendo que había ladrones fuera de la casa. Cuando ella contacto con la policía, le informaron de que las fuerzas estadounidenses estaban llevando allí una operación militar. El ejercito de los EE.UU informó más tarde que la victima era un "facilitador talibán" que salio de la casa con una escopeta exhibiendo intención de atacar y negandose a arrojar el arma. El teniente coronel Joseph T. Bresseale, portavoz, rechazó la explicación de que las armas se blandían como autodefensa contra posibles delicuentes, alegando que era la tipica excusa que utilizaban quienes eran blanco de los ataques nocturnos.
Pero los vecions del pueblo de Koshkaky que presenciaron el más reciente de los aatques estadounidenses mantiene a toda costa su versión de los hechos. Mohammad Siddiq Bismil dice que es normal que los campesinos que se encuentran aislados tengan armas de su propiedad, y cuando oyeron los disparos, dice, varios hombres cogieron sus rifles y dispararon varios tiros al aire como advertencia. Segundos más tardes varios de esos hombres recibían las balas de los soldados que habían escalado muros de 4,5 metros de alto por varios lados, dinamitando una puerta oxidada. "En lugar de anunciarse, primero disparan", afirma Bismil.
Cuando el polvo se asentó, los campesinos dijeron que les retuvieron dentro del recinto y que soldados afganos y estadounidenses les estuvieron interrogando hasta después del amanecer. Sostuvieron que no tenian ni idea de quien era Qari Shamshudin, el supuesto subcomandante talibán. Aunque no se permitio que ningún periodista entrera en el recinto familiar para explorar el escenario de los disparos a causa del duelo de las mujeres en el patio, por el terreno exterior podian apreciarse rastros secos de sangre y cristales rotos. Y también agujeros de balas en los parabrisas de los coches.
Al poco rato de ir por la carretea de regreso a Jalalabad, en el horizonte apareció un grupo de jóvenes reunidos en un cementerio alrededor de una de las cinco recientes tumbas, con las palmas abiertas en señal de oración. Assadullah, un estudiante de 18 años, enumeró los nombres de sus antiguos vecionos, el apdre y sus hijos: Sayid Rahim, Shafiullah, Sharms, Zikruddin y Rasul. " Eran nuestros hermanos, no eran talibanes", dice. " Los EE.UU no para de contar mentiras. Combatiremos a lostalibanes y también a los estadounidenses, eso es lo que pensamos hacer".
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