
En su columna habitual de los sabados en un diario local, el joven periodista jerezano Luis Román, con el contenido de las opiniones expresadas en ellas, sigue siendo un pequeño rayito de luz que alegra y hace resurgir de nuevo esa sensibilidad social y humanista tan oculta y enterrada bajo esa sucesión infinita y permanente de tantas mentiras, engaños y manipulaciones informativas que recibimos de esos medios que, organizadamente, estan pagados para lograr la enajenación y condicionamiento del pensar humano a los intereses y deseos de los grandes poderes económicos. A continuación reproducimos su último articulo de este sabado 12 de Diciembre. Para su reproducción contamos con su consentimiento.
DERECHOS HUMANOS ¿DE QUE NOS HABLAN?.
La quimera de la especie: los derechos humanos. Hace unas jornadas fue su commemoración, pero la dignidad del Homo Sapiens no encuentra ya a estas alturas el respaldo necesario en el citado día en el que se manifiesta, teóricamente, la perentoria, urgente via de protección de unos derechos tantas veces vulnerados. Mientras que los intereses prevalezcan sobre el derecho de una existencia feliz, sin que, por tanto, se garantize que al ser humano jamás le faltará lo indispensable para hacer una vida que tal nombre merezca, la celebración pomposa, con suelta der palomas, globos de colores, niños alzando cartulinas que expresan profundos deseos de solidaridad, quedará en el marco de las buenas intenciones, que no está mal, pero hay que dar pasos en firme para prevenir muchas desgracias evitables. Y los corbateados dirigentes del Norte tienen en sus manos la evitación de futuras desdichas.
Erradicar las práctica esclavista es el primer objetivo que cualquier persona interesada en la libertad de la especie humana debe proponerse como insoslayable. El lujo de una minoria rica, que basa su potencial en la explotación silenciosas, indirecta y distante, pero cuán efectiva, de esa otra zona del globo terráqueo que malvive desempeñando trabajos no reconocidos, en los que mueren un número ingente de personas, sin agua potable, sin una alimentación solida que cubra las calorias mínimas diarias para el sustento, sin un programa de alfabetización y cultura, es la gran tragedia de nuestro tiempo. Arriba, en la planta noble de esta vivienda llamada planeta Tierra, viven los mitos del capital, los usureros que ponen en marcha este sistema coercitivo, que invierten en Bolsa, deslocalizan empresas que recibieron en su día subvenciones públicas, privatizan la sanidad y la educación,etc., mientras dejan caer unas migajas limosneras para reforzar su autoridad; abajo en el sotano, perecen los deheredados, los subalternos, los hambrientos crónicos, los sedientos de agua y justicia. Un mundo segregado y que, sin embargo, tendrá un mañana de explosión volcánica.
Cada vez soy más escéptico con respecto a los poderes políticos tradicionales, que no son más que una triste agrupación del latrocinio a gran escala, pendientes de rivalidades entre grupos de siglas distintas pero de idéntico fondo ideológico y despreocupados por lo sustantivo, que es la igualdad. La aplicación de la actual carta de los derechos humanos se ha revelado inoperante. Habrá que pensar, como dice Benedetti, en los izquierdos humanos.
Y es la lectura de lineas como las de Luis la que nos reconforta personalmente y nos hace ver, por otra parte, de que no estamos solos en esa lucha silenciosa y enormemente dificil de la consecución de los verdaderos Derechos Humanos dentro de esta Sociedad Primer Mundista a la que se le ha vaciado de solidaridad con los demás, a la vez que se le ha dotado de un profundo egoismo e indiferencia humanista. Las columnas de Luis son como rayitos de luz y calor en estos tiempos invernales y gélidos. Bienvenidas sean.
Unas líneas estupendas ante la lacra política que tenemos y demuestran de muy buena manera que la Declaración de los Derechos Humanos, hoy día, no sirve de nada, a muy pesar nuestro. Saludos.
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