COMA SOCIAL

Impresionado por la lectura de un articulo de opinión aparecido hoy y escrito por un columnista en un medio local que hace, según mi entendimiento, un análisis tan exacto y concreto del "espiritu sociológico" de la sociedad actual, así como de la ideoneidad del ejemplo tomado para ello, y al identificarme plenamente con el contenido del mismo, lo expongo a continuación, sencillamente y sin comentarios, de una forma literal en nuestras páginas.

COMA SOCIAL

Lo sucedido al ciudadano belga que ha estado veintrés años en coma sin estarlo, esto es, percibiendo cuanto pasaba alrededor pero imposibilitado de mover un solo musculo para, siquiera, expresar de que se daba cuenta de todo, remite, salvadas sean las por otras partes escasas distancias, a la situación de la sociedad española, que asiste impotente y como dormida a las cosas, en tanto los médicos, es decir los políticos, hacen sus vidas persuadidos de que no se enteran de nada. Orillando el sufrimiento terrible, que ya es orillar, del paciente belga chapado en su celda de aislamiento absoluto, más varado e inmovil que aquel Jhonny que cogio el fusil en la escalofriante pelicula de Dalton Trumbo, la analogía entre este caso particular y el nuestro colectivo es total, si bien entra dentro de lo posible que en nuestro coma nos encontremos más confortables y a salvo que en los territorios de la conciencia vinculada a la expresión y a la acción.

El pueblo español, hoy llamado sociedad española, lleva tantos siglos en coma inducido, tanto siglos bramando en las tabernas y callando ante el poder, tantos siglos enmudecido a punta de látigo, tantos siglos renegando de Don Quijote, y hasta de Sancho, por las funestas consecuencias que en España ha tenido siempre el soñar( en el sentido de andar despierto ante la realizable utopía de una vida más digna y mejor), que, postrado en el lecho de la resignación o de la indiferencia, hecho uno con él, casi prefiere seguir dormido que despertar.

Los médicos de esta UCI, los políticos de este país, se han acostumbrado a que el paciente, o sea, el ciudadano, no les de la lata. Así ellos pueden emplear toda una mañana, como la de ayer en la sesión de control del Congreso, a justificar los sueldazos( varios como el caso de Cospedal) discutiendo sobre aquello ( lo del Alakrana) que unos y otros harían igual.