XXXI Marcha a Rota

miércoles, 17 de noviembre de 2010

SINDICALISMO DE CLASE VERSUS CLASES DE SINDICALISMO.


SINDICALISMO DE CLASE VERSUS CLASES DE SINDICALISMO.


Ante la oleada desatada desde las grandes centrales sindicales, mayoritarias en el estado español, contra lo que ellos llaman ataques fascistas y/o antidemocraticos contra el “sindicalismo de clase”, por personas movidas desde los sindicatos sectarios y el partido popular , afirman, como justificación de la firma del acuerdo que reordena (y de que manera) el sector público andaluz, este articulo se confecciona como un análisis de opinión sobre su veracidad y validez argumentativa.

Sindicalismo de clase:

Es la defensa de los intereses de la clase trabajadora sin excepción.
Acentuar y remarcar la lucha de clases como enemigos antagónicos, oprimidos y opresor que les arrebata lo que por naturaleza de su trabajo les corresponde.
Mantener y alentar la conciencia de clase en la clase trabajadora.
Confrontación, entre patronos y trabajadores, ya que los primeros son los causantes de el expolio de los que realizan el trabajo. Intereses contrapuestos.

Sindicalismo clasista, sindicalismo burgués:

Se centra únicamente en conseguir, de donde fuere, sea jefes o subordinados, mejoras para ese colectivo, basándose en criterios insolidarios y egoístas, aunque suponga el detrimento del resto de la clase trabajadora.

Sindicalismo amarillo:

Defensa de los intereses de la patronal.


El acuerdo que permite que 35.000 (siempre existen excepciones) empleados de la administración, paralela, entren a formar parte de la administración general, cuando no han sido “filtrados”por los mismos principios que el resto de quienes en ella están integrados sí, no parece ser sindicalismo de clase.

Los informes de la cámara de cuentas (órgano de la administración andaluza) recojan datos que hablan sobre la ausencia de los principios que rigen la contratación del personal, la inexistencia de la titulación mínima para desempeñar los puestos en más del 80% de los casos.
Existen sentencias que recogen que las competencias de las empresas públicas ( por ejemplo Egmasa) tiene regaladas sus competencias de la consejería a la que está adscrita, que le son ajenas por su naturaleza contaría a la función pública, y que ese entramado empresarial constituya “una doble y oscura administración paralela”.

Estos argumentos confrontan con los dados por los firmantes CCOO y UGT.
Un colectivo de personas (en su mayoría) que entran a trabajar sin ser sometidos a las reglas del juego, que la junta aprobó y solo aplica cuando quiere.
Las empresas creadas al margen de la administración general son regentadas por cargos políticos venidos a menos y que son reubicados por el partido al que fielmente han servido.
El colectivo que nutre las empresas con “capitán amigo”, suele tener vínculos filiativos y de amistad con las siglas del partido gobernarte.

¿Es en consecuencia el acuerdo firmado justo?.
No existe oposición, como afirman falsamente, de dotar de mejores condiciones y derechos a la clase trabajadora, es a una parte de ella. Es esa parte que no se somete a las reglas del juego, y que sin embargo se beneficia de las mismas ventajas de quienes si las han ganado, accediendo como se debe acceder.
No son los 50.000 empleados públicos manifestados en Sevilla el sábado enemigos del proletariado, puede que algunos sí, pero no su mayoría. No estábamos encontra de dotar de convenio, días de asuntos propios, ayudas de estudios, odontologicas, oftalmológicas....a toda la clase obrera; jornaleros, camareros, mecánicos, bomberos, desempleados,....estamos encontra de dotar de derechos que no merecen por acceso ni reivindicación a un colectivo que sin pasar por ningún requisito entró a trabajar en la administración, mientras otros trabajaban por entrar en ella.

Tanto CCOO como UGT han sido adalides de la concertación, antagónica de la confrontación, que sí es la herramienta utilizada por los sindicatos de clase para compensar la balanza que tan desequilibrada está.
Bajo la concertación el paro crece, aumentan desorbitadamente la perdida de los derechos laborales conquistados por generaciones pasadas, recientemente lloraban al icono de CCOO, Marcelino, el cual sufrió en sus carnes el cambio de rumbo de ese sindicato que ayudo a crear.
Muchos de los que lo lloraban son los valedores del cambio de la confrontación por la concertación, esa que cambia derechos para todos por beneficios para algunos.
La lucha de tantas mujeres y hombres durante la etapa oscura de España, que da lugar a la actual etapa gris, es dilapidada como la fortuna del fallecido por las manos derrochadoras de su heredero.
Basta con mirar atrás y ver todo lo perdido, muchísimo , y seguimos perdiendo más. Los únicos avances de esta etapa concertadora lo significan la prevención de riesgos, muy importante pero que tendría más valor sin la perdida de los derechos conquistados, y la formación pero con amargo precio.

La formación como contrapartida por la concertación y la débil postura que los sindicatos llevan siempre a sus escenarios de lucha: NO PERDER LO OBTENIDO, en vez de luchar por anticipado para seguir atesorando lo que es nuestro por derecho.
Ejemplo significativo es la de la edad de jubilación desde 1919 está establecida a los 65 años, no solo no se a avanzado en ello, si no que además ahora plantean subirla, y claro después de 91 años en los que no se ha mejorado ese derecho ahora su posición es defender no perder.
¿Eran las mismas circunstancias las que en 1919 los sindicalistas de entonces consiguieron ese derecho?, ¿podrían en 1979-89-99 u otro año cualquiera de estos últimos 30 mejorar ese derecho?. Apuesto que sí.
El estar dentro del entramado del empleo y formación del estado y sus autonomías, ser derivado a los sindicatos desde los organismos oficiales para ser orientados o formados como si fuera la misma (lo es) estructura debe tener un precio, lo tiene : LA DEFENSA DE NUESTROS DERECHOS.

Los marxistas defienden que el sindicalismo es una herramienta contra revolucionaria, ya que tiende a conformar con algunas migajas al proletariado, mitigando levemente su situación de explotación, y no reivindicando la conciencia de clase, lo que unido a la sempiterna venta del éxito, de la sociedad de consumo, del emprendedor, del triunfador, relega la figura del trabajador por cuenta ajena al ridículo, el fracaso, a la falta de estudios, ...

Sindicalismo de clase, de CCOO y UGT; ¡NO GRACIAS!, debes dejarlos crecer.


Toni.

Publicado en Insurgente.
http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=5251:sindicalismo-de-clase-versus-clases-de-sindicalismos&catid=233:laboralsindicatos&Itemid=448

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