El
próximo jueves, día 19, Izquierda Unida y el PSOE harán público un
acuerdo de gobierno para repartirse los sillones de la Junta de
Andalucía. Esto sucederá cinco días antes de que se haya convocado a los
afiliados de la Coalición a un referéndum sobre el acuerdo. En
apariencia un baile de fechas, pero en realidad una práctica harto común
en organizaciones como CC.OO, por ejemplo, donde primero se firma y
luego se lleva a las asambleas para que aprueben lo firmado, es decir,
exactamente al revés de lo que debería ser en una organización
democrática. El propio parlamentario Juan Manuel Sánchez Gordillo,
Alcalde de Marinaleda, ha llamado –con razón- “pucherazo” a lo que IU-CA
vende como gran logro democrático. Porque si dirigentes de la talla
(perdonen la ironía) de Valderas o Meyer, ya han acordado el reparto del
botín con el hermano mayor socialdemócrata, a qué una consulta.
Necesitan un barniz, que las bases de la organización confirmen su
liderato y ellos poder sacar pecho. Mientras, los Griñan y Zarrías deben
estar respirando con tranquilidad, saben que al igual que si hubiera
ganado Arenas, la impunidad esta a salvo.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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