
Un articulo de Pedro Pascual
El pasado 10 de marzo, Carlos Fernandez Liria, en una charla-debate realizada por el 15m de Colmenar Viejo, decía lo siguiente:
“Si José Mª Aznar calificó a Juventudes sin Futuro de “Perroflautas, antisistemas, de extrema izquierda”, Fernández Liria llama “conservadores a estos mismos jóvenes porque en realidad lo que ahora reivindican es el derecho a tener una vivienda, un sueldo superior a los seiscientos euros y el derecho a formar una familia , poder tener hijos…En resumen, una postura conservadora frente a posturas tan revolucionarias como las recientes declaraciones del presidente de la patronal, Juan Rosell, quien quiere convertir a los trabajadores en nómadas en función de un mercado que está como un cencerro.”
Ello ocasiona que la masa trabajadora y estudiantil, en lugar de pensar que la respuesta a esta reacción de la patronal es la revolución, piense que hay que luchar por lo que ya teníamos,- que bajo hemos caído, luchar por intentar sobrevir, en vez de por vivir- y eso sin duda alguna es incapaz de generar ningún movimiento de masas, y además ocasiona que no discutamos sobre el causante de los problemas: el Capitalismo. Esto, claramente, hace que nos desviemos de la cuestión clave, y en lugar de ser ésta el punto de salida, se convierta en un punto de llegada. Y eso es una equivocación. Un ejemplo: “Mire, yo lo tengo muy claro, como gobierno, como partido lo tenemos clarisimo. Nosotros claro que estamos con la economía de mercado” estás palabras son de propiedad del hasta ahora consejero de empleo en Andalucia, Manuel Recio, realizadas en un debate electoral que le enfrentaba a Sanchez Gordillo, tras escuchar estas ¿Cómo se puede llegar a pensar en formar gobierno con un partido, el PSOE, que es capitalista? ¿Estamos locos o los comunistas hemos olvidado nuestro ideario?.
Y las palabras dichas están justificadas por las empleadas hasta ahora y las que vienen a continuación. Es decir, Capitalismo y Democracia son incompatibles, y sin luchar contra el capitalismo, lo único que haremos será eligir a un capataz distinto, pero mantendremos al mismo amo. ¿Por qué y contra qué luchamos los comunistas? ¿Qué nos importa que el capataz nos mande con insultos o nos ordene con amabilidad, si el amo sigue siendo el mismo hijo de puta de siempre?
Y tal hecho es observado a lo largo de la historía. Vamos por pasos:

Primero: El Estado
“¿Cuáles eran las características del Estado hasta entonces? En un principio, por medio de la simple división del trabajo, la sociedad se creó los órganos especiales destinados a velar por sus intereses comunes. Pero, a la larga, estos órganos, a la cabeza de los cuales figuraba el poder estatal, persiguiendo sus propios intereses específicos, se convirtieron de servidores de la sociedad en señores de ella. Esto puede verse, por ejemplo, no sólo en las monarquías hereditarias, sino también en las repúblicas democráticas. No hay ningún país en que los «políticos» formen un sector más poderoso y más separado de la nación que en Norteamérica. Allí cada uno de los dos grandes partidos que alternan en el Gobierno está a su vez gobernado por gentes que hacen de la política un negocio, que especulan con las actas de diputado de las asambleas legistativas de la Unión y de los distintos Estados federados, o que viven de la agitación en favor de su partido y son retribuidos con cargos cuando éste triunfa. Es sabido que los norteamericanos llevan treinta años esforzándose por sacudir este yugo, que ha llegado a ser insoportable, y que, a pesar de todo, se hunden cada vez más en este pantano de corrupción. Y es precisamente en Norteamérica donde podemos ver mejor cómo progresa esta independización del Estado frente a la sociedad, de la que originariamente debía ser un simple instrumento. Allí no hay dinastía, ni nobleza, ni ejército permanente -fuera del puñado de hombres que montan la guardia contra los indios-, ni burocracia con cargos permanentes o derechos pasivos. Y, sin embargo, en Norteamérica nos encontramos con dos grandes cuadrillas de especuladores políticos que alternativamente se posesionan del poder estatal y lo explotan por los medios y para los fines más corrompidos; y la nación es impotente frente a estos dos grandes cártels de políticos, pretendidos servidores suyos, pero que, en realidad, la dominan y la saquean.
¿A caso no tienen plena vigencia estas palabras escritas en 1891?
Segundo: El imperialismo (hoy llamado globalización)

“Son Estados dentro de los Estados”
“Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales -políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada.
Pero las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan. Ello ha sido denunciado en los últimos tiempos en Europa y Estados Unidos, lo que ha originado una investigación en el propio Senado norteamericano. Ante este peligro, los pueblos desarrollados no están más seguros que los subdesarrollados. Es un fenómeno que ya ha provocado la creciente movilización de los trabajadores organizados, incluyendo a las grandes entidades sindicales que existen en el mundo. Una vez más, la actuación solidaria internacional de los trabajadores, deberá enfrentarse a un adversario común: el imperialismo."
¿A caso ha cambiado algo, en lo básico, en la raíz, de aquellas palabras pronunciadas en 1972?
Tercero: Democracia .

“En resumen, la diferencia entre democracia burguesa y parlamentaria, de una parte, y la democracia soviética o proletaria, de otra, consiste en que la primera hacía recaer el centro de gravedad sobre la proclamación pomposa y solemne de todas las libertades y derechos, impidiendo en la práctica que gozase de ellos en el grado más pequeño, precisamente la mayoría de la población, los obreros y los campesinos. Por el contrario, la democracia proletaria o soviética hace recaer el centro de gravedad no en la proclamación de los derechos y libertades de todo el pueblo, sino en asegurar de modo efectivo precisamente a las masas trabajadoras – oprimidas y explotadas antes por el capital- el acceso de hecho a la administración del Estado, el uso de hecho de los mejores edificios y locales para la celebración de asambleas y congresos, de las mejores imprentas y de los mayores depósitos (reservas) de papel para la instrucción de quienes el capitalismo embrutecía y oprimía; en asegurar precisamente a estas masas la posibilidad real (de hecho) de emanciparse gradualmente de la opresión de los prejuicios religiosos, etc., etc. la labor más importante del Poder soviético, que debe ser proseguida de modo inflexible precisamente en esta dirección: conceder de hecho a los trabajadores y explotados la posibilidad de aprovechar en la práctica los bienes de la cultura, de la civilización y de la democracia.”
¿Acaso a lo que llamamos DEMOCRACIA no es más que una democracia burguesa parlamentaria y lo que el pueblo quiere o cree que es la democracia, no es sin duda la democracia proletaria? ¿Acaso a la dictadura burguesa capitalista no hay que hacerle frente con la dictadura del proletariado?
Como hemos podido ver la base de los problemas actuales ya estaban presentes en 1891, 1919 y 1972, pero la diferencia, es que entonces no había duda alguna de que el problema a resolver era el Capitalismo, de que sólo habría Democracia a través del Socialismo. ¿Y no han sido estas enseñanzas olvidadas o enterradas tanto por anticomunistas como por reformistas? Por tanto mantengamos viva la llama de nuestros camaradas y aprendamos de ellos, puesto que lucharon por lo mismo que nosotros, por el Socialismo y contra el Capitalismo. Y para ello no hay más remedio que ¡MATAR AL AMO Y DE ESE MODO NO HABRÁ MAS CAPATAZ!
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