Homenaje a Dimitris Christoulas
El sistema capitalista de la barbarie genera el suicidio de miles de
personas víctimas de la desesperación en todo el mundo. No queda más
alternativa que la lucha.
El tren destino Barcelona volvió a pararse en un lugar entre la
nada de dos frías estaciones. En medio de la lluvia se vio el bullicio
de ambulancias y vehículos policiales lanzados hacia al lugar del
incidente. Una joven de 19 años se tiró a las vías dejando una nota
junto a una de las paredes adornada con un colorista graffiti. Los
mossos la leen y la guardan para el juez que todavía no ha llegado para
el levantamiento de un cadáver destrozado. Una letra escrita a toda
prisa hablaba de desempleo, de desencanto, de nulas perspectivas de
futuro, de infinita tristeza.
A 3000 kilómetros en un puente de Gran Canaria, cerquita de un famoso
barranco que desemboca en la capital de la isla, otros suicidas paran
sus coches junto a la valla y se lanzan al vacío. Los medios de
comunicación no dicen nada para evitar el efecto contagio que suele
producirse en estos desgraciados sucesos. Cada día son más y nos llegan
noticias de gente conocida, de amigos que hasta hace poco tenían
trabajo, de jóvenes y viejos que no pueden más y se deciden por tomar el
camino del silencio eterno.
La desesperación, las deudas, las hipotecas, los desahucios, ver como
sus hijos no tienen comida y el malvivir bajo la brutal represión de
este sistema corrupto, lleva a personas normales a optar por esta
difícil decisión. Una pseudodemocracia de monarcas, pelotazos y recortes
sociales brutales deja sin salida a millones de víctimas del neo
liberalismo salvaje. Nos aprietan sin rubor las clavijas de nuestra
dignidad, arrodillándonos ante la mafia bancaria y unas grandes fortunas
cada vez más millonarias. Humillan la vida de la clase trabajadora con
medidas ya olvidadas en la nebulosa de la historia, haciéndonos volver a
tiempos pasados de explotación y esclavitud.
Este miércoles santo para tantos hipócritas del “a Dios rogando y con
el mazo dando”, en la Plaza Sintagma de Atenas, Dimitris Christoulas de
77 años, farmacéutico jubilado, casado y padre de una hija, se ha
pegado un tiro frente al Parlamento griego, en el mismo lugar de las
movilizaciones históricas en contra de los recortes de un gobierno
heleno al servicio de los buitres siniestros de la Unión Europea, este
hombre acabó con su vida en una Grecia que hasta hace poco tiempo era el
país europeo donde se producían menos suicidios, pasando actualmente al
extremo opuesto y duplicando las cifras de hace 3 años, con un índice
altísimo de personas que se quitan la vida por la brutal situación
económica y la medidas anti obreras de un gobierno de tecnocratas sin
escrúpulos.
Este es un fragmento de la carta escrita por Dimitris:
“El Gobierno de ocupación de Tsolakoglou [gobierno colaboracionista nazi durante la segunda guerra mundial] ha reducido a la nada, literalmente, mi capacidad de supervivencia que dependía de una respetable pensión que, durante más de 35 años, yo solo (sin contribución del estado) he pagado. Dado que tengo una edad con la que ya no tengo el poder de resistir activamente (aunque, por supuesto, no descarto que, si cualquier griego hubiese empuñado un kalashnikov, yo habría sido el segundo en hacerlo) no encuentro otra solución para un final digno antes de que esté reducido a buscar en la basura para alimentarme. Creo que los jóvenes sin futuro tomarán las armas algún día y colgarán a los traidores nacionales en la Plaza de la Constitución [Plaza Sintagma], igual que los italianos colgaron a Mussolini (en la Piazza Loreto de Milán)”.
Ahora muchas personas se acercan a Sintagma y dejan flores en el
lugar de la muerte de Dimitris, la policía cargó de nuevo con gases y
balas de goma contra los manifestantes esta mañana lluviosa de abril.
Puede ser el principio de una nueva revolución, no hay otra opción que
luchar por todos los medios hasta la victoria en contra de los que nos
quieren matar de hambre.
En Canarias y en España los cofrades salen a las calles en
procesiones oscuras y tristes, los miembros del gobierno con trajes
oscuros y peinetas cargan cruces y se suman entre música militar y
tristeza a las procesiones religiosas. El fútbol y las victorias del
Madrid y el Barça presiden las conversaciones en los bares. El
presidente habla de nuevos recortes, de hacer bien los deberes marcados
por Alemania y Francia, de seguir exprimiendo la vida de los humildes,
de recortar en la educación, en la sanidad, en los servicios sociales,
de cargarse del todo el estado del bienestar, de arruinar la vida de la
clase trabajadora.
Esta es una realidad que cada día da más miedo. La única alternativa
ya la dejó escrita nuestro inolvidable Dimitris: resistir activamente y
luchar hasta la victoria o la muerte contra un sistema asesino.
No nos queda otra salida.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA

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