
Jueves, 15 de Marzo de 2012.
(Un artículo de Malime).-.
Desde que el PP subió al poder gubernativo, los falsos eslóganes sobre el salvamiento de la crisis sistémica del capitalismo no dejan de proliferarse a través de la radio, la televisión y los medios escritos. Incluso ciertos críticos de izquierda caen en el juego, eludiendo el problema de fondo, criticando de forma parcial y metafísica las medidas que adopta el gobierno.
Para un analfabeto como yo, sobre todo en cuestiones económicas resulta difícil hacer comprender el fondo del problema que estamos viviendo a nivel nacional e internacional. Vivimos en un mundo donde el desarrollo tecnológico y mediático en manos de la gran oligarquía financiera y monopolista permite hacer creer que lo lógico entre los seres humanos es la competencia, no dicen la insolidaridad, pero si nos hacen vivir en ella, solo se admite ser solidarios para producir riqueza, pero no para ser solidarios en la distribución de los bienes generados gracias al esfuerzo colectivo y social ejercido por todos los trabajadores intelectuales y manuales que intervienen en el proceso productivo.
Esa insolidaridad que invade el planeta está provocando muertes por hambre, por enfermedades curables, por las guerras que el capitalismo en su fase imperialista provoca en diferentes zonas, sobre todo en las más próximas a los recursos petrolíferos, incluso por los suicidios que provoca ese estrés productivo entre los explotados.La gran oligarquía ha llegado a un grado de contradicción tan evidente que hasta el más ignorante lo puede comprender, aunque no se sepa cómo desde la actual realidad es posible generar un poder alternativo que en su desarrollo revolucione a los explotados, constituyéndose en clase dominante y acabe con el caos que padecemos.
Hay que respetar y salvar a los mercados nos dicen constantemente, cuando los mercados no es algo abstracto o divino que esté por encima de la sociedad, los mercados están controlados por los mercaderes, por la gran oligarquía financiera y monopolista, egoísta y usurera. Quien puede admitir la tremenda contradicción que supone facilitar el despido para que la banca se salve y pueda seguir prestando usura, las grandes empresas sean más rentables con menos costes laborables, cuando precisamente los grandes consumidores son la mayoría social trabajadora. Si no hay quien consuma, por muchos recortes sociales que se hagan, los grandes usureros y oligarcas capitalistas no se salvarán ni venderán más, los hipotecados no podrán hacer frente a las deudas bancarias. Lo único que conseguirán es agudizar la situación, provocando más angustias, -sobre todos los que son arrojados de sus casas por la banca- inseguridad y muertes inocentes. Incluso no se salvan los pequeños burgueses, los “emprendedores” que aspiran a ser grandes capitalistas, basta con pasarse por cualquier calle para ver los pequeños comercios que han sido abocados al cierre y a la proletarización.
Los grandes oligarcas están tan alimanados, que a pesar de contar con una tecnología que les permite analizar las causas del caos ecológico, la contaminación que provocan con su política e ideología insolidaria y competitiva. Están impedidos de tomar medidas objetivas que eviten el caos que les llegará afectar a ellos mismos. No pueden admitir que hay que acabar con el consumismo estúpido y depravador que provocan en su intento de conseguir el máximo de beneficios.
Sería idealismo pretender que gentes que proceden de una historia familiar o han experimentado una intensa vida competitiva, puedan superar su ignorancia insolidaria, se les convenza para que se hagan buenos y razonables, olviden su codicia que les hace reprimir o matar a los que se sublevan contra su ignorancia. Solo nos salvaremos los que más sufrimos, si somos capaces de hacer lo necesario para salvarnos nosotros mismos, sin esperar a reyes y tribunos salvadores, educándonos, aprendiendo de lo positivo de la historia humana. Tampoco basta con tomar las calles, inSurGente publica un artículo sobre la nueva tecnología yanqui para disparar rayos electromagnéticos, que no se ven generando calores insoportables, con los que dispersar las grandes manifestaciones de calle.
Nota del Blog. Hay que tener un proyecto político para cuestionar y superar el cáncer que hoy en día amenaza con destruir nuestra sociedad, es decir, el Capitalismo
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