Conversamos con tres mujeres que, junto a sus familias, están a punto de perder un techo bajo el que vivir pero, en cambio, conservarán las deudas de sus hipotecas.
Un lastre que según un informe reciente, arrastrará a miles de familias a la exclusión social.
Desde el 2007 hasta la actualidad, en España se han producido más de
300.000 desahucios – ejecuciones hipotecarias en términos legales. Un
goteo diario de tragedias familiares, desconocido para la mayoría de la
sociedad, hasta que los propios desahuciados unieron sus fuerzas en la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y el movimiento 15M
comenzara a denunciar esta realidad a través de acciones de protesta.
En junio de 2011, como os contamos Periodismo Humano,
cientos de personas afines al 15M dejaron la Puerta del Sol de Madrid y
se agolparon en la calle Naranjo para evitar que Anuar, Tatiana y su
hija de quince años, fueran desahuciados. Esta familia de origen libanés
y bulgaro que regentaba una panadería había pedido un crédito para
comprar su casa que el BBVA le concedió: 215.000 euros para pagar en 37
años. El negocio empezó a ir mal y la familia ni siquiera pudo afrontar
el pago de los intereses del crédito. Ayer lunes, la entidad bancaria
aceptaba la dación de
su vivienda como pago de la deuda y se comprometía a pagarles dos meses
de alquiler mientras encontraban un nuevo sitio donde vivir.
Desde aquel día las historias de ciudadanos afectados
por esta crisis que se enfrentan a la nada, es decir, a la calle como
toda alternativa habitacional, se han multiplicado convirtiéndose en un
problema social de primer orden y que, como nos contó el abogado de la PAH, Rafael Mayoral, “el desalojo forzoso de población vulnerable,
que en muchísimas ocasiones no tiene otro lugar donde vivir, lo que
incumple tratados internacionales firmados por España. Así que cuando la sociedad civil para un desahucio está impidiendo una vulneración de los derechos humanos,
lo que es un deber frente a la violencia sistemática de los bancos con
la complicidad de la Administración Publica. Algún día tendrán que
pagar por ello”.
Conversamos con Isabel, Daisy y Elena, tres mujeres con
familia cuya única esperanza, o ilusión como la define una de ellas, es
que sus bancos acepten sus casas como pago de la deuda de la hipoteca
pendiente. Si no, además, de sin techo, su capacidad de remontar las
crisis que están sufriendo en carne propia se verá lastrada por una
deuda inasumible sin trabajo ni casa.
La historia de Isabel es una más de las que han vivido
miles de familias que no han podido hacer frente a los pagos de su
hipoteca, y que tras perder su casa, lo que más temen es verse
obligados a seguir pagándola.
A pesar de todos los esfuerzos, hasta la fecha se han
detenido algo más de 120 desahucios por lo que, en la mayoría de
ocasiones, simplemente se retrasa el desalojo de la familia. Según la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), estas acciones son ante todo “un medio para hacer visible este problema” y “reivindicar así un cambio en la legislación”.
Daisy es ecuatoriana. Lleva 15 años residiendo en España.
Como Isabel, es miembro de la plataforma de afectados madrileña. Su
última ilusión, la dación en pago, no parece que vaya a convertirse en
realidad.
La PAH calcula que en la actualidad se están tramitando
cerca de un millón y medio de ejecuciones hipotecarias en los juzgados
de todo el país. Distintos informes aseguran que hay, al menos, el
mismo número de viviendas vacías.
¡
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA

No hay comentarios:
Publicar un comentario