“Nuestro país pudo en unos pocos años levantar miles de empresas, alumbrar una gran escuela científica y el mejor sistema educativo del mundo. Recibimos 1941 con el mejor armamento del mundo. No tenía Hitler nuestros tanques T-34, ni nuestros sistemas de artillería “Katiusha”, ni unos cazas como los Il-2. Y aunque Alemania en apenas unos meses consiguió someter a toda la orgullosa Europa, apropiándose de sus puertos, aeródromos, centros industriales, recursos y centros de investigación, el Ejército Rojo resulto ser más fuerte, y la comandancia soviética con Stalin y Zhúkov a la cabeza, más inteligente.
Nuestro país en unos años resurgió tras la durísima conmoción provocada por la guerra. Y no solo renacimos, sino que en 10 años supimos crear un escudo nuclear, comparable con el estadounidense. Bajo las banderas de la Victoria y Octubre, supimos cómo dominar enormes territorios, crear el mejor sistema de protección social y salir al espacio.
Pero nuestros dirigentes nos traicionaron y vendieron todo lo que nuestro país había creado a lo largo de mil años. Repartieron esas inmensas riquezas entre los oligarcas, para continuar hoy al servicio de esa camarilla y del amo americano.
Quiero que recordéis que nunca nos derrotaron en ninguna campaña militar. De los mil años de nuestra historia, 700 los hemos pasado batallando, defendiendo nuestra independencia. Supieron como engañarnos y derrotarnos a través de los micrófonos embaucadores, con lemas vergonzosos y la traición de nuestros dirigentes. Quisiera que después de 20 años, después de haber perdido enormes territorios, y dejar tras nuestras fronteras a nuestras repúblicas hermanas, ante todo a Ucrania y Bielorrusia, tomásemos conciencia de una vez, de que sufrimos una derrota en esta nueva guerra, en la que los factores informativos y psicológicos fueron determinantes. Donde con la ayuda de elecciones amañadas se nombraron falsos dirigentes, que destruyeron la industria, el ejército, la agricultura y todas las conquistas sociales.
20 años después, la gente ha tomado conciencia de la tragedia, los ciudadanos se han dado cuenta. Ese despertar comenzó en las elecciones de diciembre a la Duma. La gente de repente comprendió que el “partido del poder” es incapaz de organizar unas elecciones
limpias.
Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para vencer en esta nueva guerra, en esta guerra de nervios, de caracteres. Es una lucha que se sucede a diario, junto a cada pantalla de televisión, en cada casa, en cada empresa. Es una lucha que libra cada persona al depositar la papeleta en la urna de votación o trabajando en una junta electoral. Les aseguro que es esa una batalla igual de complicada que la batalla de Moscú, la de Stalingrado o la de Kursk. Pero debemos entender que la resistencia será muy dura. Por eso debemos comportarnos igual que hace 70 años, a las puertas de Moscú, donde la mitad de los alemanes acabaron en nuestras bayonetas.
Debemos resistir igual que nuestros padres y abuelos lo hicieron en Stalingrado, tomando prisioneros a 300 mil soldados de élite del ejército alemán. Debemos combatir con el mismo empuje con el que lucharon nuestros soldados en Kursk, donde cada día caían 11 mil de los mejores hijos e hijas de nuestra patria soviética.
Hemos preparado a 300 mil observadores y firmado acuerdos con otros partidos y movimientos. He dado la orden de que en cada colegio haya 5 observadores, que no abandonen el lugar ni aunque los saquen a rastras. Resistir y luchar. Cuando en los colegios pongan cámaras web, mostrarán como defendéis los resultados de unas elecciones decisivas para el destino del país y su pueblo.
Hay que decir directamente al responsable de la junta electoral: si se atreve a robar nuestros votos, a arrojar papeletas en la urna o a reescribir las actas, les vamos a ver como criminales usurpadores del poder, un crimen que no prescribe.
Hoy, “Rusia Unida” en otras plazas y estadios va a escenificar un apoyo masivo a Putin. Pero en su mayor parte es un respaldo comprado. Ayer pude hablar con algunos de estos obreros, quienes me dijeron: Guennadi Andréyevich, nos han traído a cambio de dinero, en autobuses. Llevábamos 20 años sin poder estar en Moscú, por lo caro de los billetes. Nos obligan a asistir al mitin, bajo amenaza de despido. Pero de todas formas vamos a votar por usted, por el poder popular, por unas elecciones limpias.
Estoy seguro de que saldremos airosos. Tenemos un equipo fuerte, cuadros experimentados. Mil años de victorias nos contemplan. Detrás de nuestro partido hay una historia centenaria de socialismo, justicia y amistad entre los pueblos”.
¡Viva nuestro ejército!, ¡Viva el Poder Soviético!, ¡Viva el pueblo victorioso!, ¡Vivan las nuevas victorias!
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