Cada mañana hay concentrados grupos de protesta delante del Ayuntamiento de Jerez debido a que muchos funcionarios de la localidad no reciben sus pagas. La situacion esta llegando a extremos caoticos.
Jueves, 05 de Enero de 2012
La necesidad, pero sobre todo el desclasamiento progresivo que padece la sociedad, ha llevado a miles de jóvenes a considerar que unas oposiciones para ingresar en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o en la Policía local o autonómica, era algo normal; como si se tratara de un concurso para ingresar como administrativo, maestra o bombero. Casi nadie se plantea el rol que juegan esos cuerpos en la estructura de clases de la actual sociedad española. La necesidad de un sueldo en el sector público “y para siempre”, al decir de nuestros mayores, ha arrastrado a miles de personas a opositar por una plaza sin ver su verdadero significado. Lo que ocurrió es que casi de inmediato se toparon con la realidad de tener que reprimir a gente de sus barrios, de sus familias, y teniendo que utilizar el consabido argumento de “yo obedezco ordenes”, para exonerarse de toda responsabilidad.
Hace unos días, en la ciudad de Jerez de la Frontera, la policía local castigó con dureza a trabajadoras de contratas municipales que llevan varios meses sin cobrar, y que osaron ocupar el Ayuntamiento para reclamar sus salarios atrasados. La actuación de la policía local fue deleznable pero –oh paradoja- al día siguiente fue la propia policía local la que salió en manifestación por las calles de la ciudad a reclamar el salario que el ayuntamiento también les debe. Los viandantes observaron con cierta sorna la movilización policial, y muchos se preguntaron si los sindicatos deben o no apoyar sus reivindicaciones.
Jueves, 05 de Enero de 2012
La necesidad, pero sobre todo el desclasamiento progresivo que padece la sociedad, ha llevado a miles de jóvenes a considerar que unas oposiciones para ingresar en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o en la Policía local o autonómica, era algo normal; como si se tratara de un concurso para ingresar como administrativo, maestra o bombero. Casi nadie se plantea el rol que juegan esos cuerpos en la estructura de clases de la actual sociedad española. La necesidad de un sueldo en el sector público “y para siempre”, al decir de nuestros mayores, ha arrastrado a miles de personas a opositar por una plaza sin ver su verdadero significado. Lo que ocurrió es que casi de inmediato se toparon con la realidad de tener que reprimir a gente de sus barrios, de sus familias, y teniendo que utilizar el consabido argumento de “yo obedezco ordenes”, para exonerarse de toda responsabilidad.
Hace unos días, en la ciudad de Jerez de la Frontera, la policía local castigó con dureza a trabajadoras de contratas municipales que llevan varios meses sin cobrar, y que osaron ocupar el Ayuntamiento para reclamar sus salarios atrasados. La actuación de la policía local fue deleznable pero –oh paradoja- al día siguiente fue la propia policía local la que salió en manifestación por las calles de la ciudad a reclamar el salario que el ayuntamiento también les debe. Los viandantes observaron con cierta sorna la movilización policial, y muchos se preguntaron si los sindicatos deben o no apoyar sus reivindicaciones.
Su papel al servicio siempre de los que mandan (pero que ya ni siquiera les pagan) lleva consigo la nula solidaridad hacia ellos de las personas con más conciencia social. Por eso, una de las trabajadoras, al reconocer en la pancarta a un policía local que la reprimió apenas un día antes, le espetó en la cara: “Me das asco, ojalá te mueras” (sic). Le quitó de un zarpazo verbal toda condición de trabajador.
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