martes 11 de octubre de 2011
Traducido por Josafat S. Comin
Los últimos 20 años han sido para mí, mis familiares y amigos un auténtico calvario. Desde que empezaron los disgustos, estos parecen no tener fin. Hasta entonces llevábamos una vida normal, tranquila. Trabajaba en la mina “Lenin”, recibía mi salario, descansaba, iba al cine y a conciertos a la Casa de la cultura. Pero luego, todo comenzó y se armó la de Troya...
Dejaron de pagar los salarios cada mes, en lugar de dinero a veces nos daban galletas o magdalenas. Poco tardaron en cerrar por completo la mina. También liquidaron otras minas. ¡Pero es que todo en la ciudad dependía de ellas!
Imagínense: antes en cada poblado de Novoshajtinsk había un cine, mientras que ahora, ¡no queda ni uno! Aquí, donde en tiempos producía carbón la mina “Západnaya”, una de las mejores en el Don, había una sala de cine espectacular. Ahora el edificio está reconvertido en iglesia; decoraron y pintaron las paredes, colgaron iconos, y la que antes trabajaba de cajera en el cine, te vende ahora las velas para la iglesia. Ese es el único entretenimiento que han dejado a la gente, que ahora va a la iglesia, como antes iba al club. Mientras que algunos se han convertido en completos salvajes.
En la ciudad, desaparecieron de la faz de la tierra la biblioteca, los salones de baile, cerraron el horno de pan e incluso los baños públicos. Por la noche, la oscuridad absoluta. Por mucho que fuerces la vista, no queda ni una farola que luzca. Ahora me las apaño como puedo para intentar llegar a fin de mes, alternando el trabajo en la construcción, con el de guarda. Así que en lo que a mí respecta, estos veinte años no me han traído nada bueno.
Fuente: http://gazeta-pravda.ru/content/view/9158
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