Estimados/as amigos/as:
Nuestro hermano René González, uno de los 5 cubanos procesados por el sistema judicial de los EUA por combatir el terrorismo desde allí, cumplió su sanción carcelaria pero debe permanecer en La Florida bajo libertad supervisada durante tres años.
Ni su esposa Olga, ni su mamá Irma Sehwerert fueron autorizadas a viajar a los EUA para aguardar su salida. Queremos que conozcan la entrevista adjunta realizada a Irma sobre la situación actual de René.
Entrevista a Irma
René no está libre todavía
Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez
“René no está libre todavía. No tiene libertad para ver a Olguita, un castigo criminal que sigue en el tiempo. Ahora hay que esperar por las restricciones que le van a poner, y tenemos muchas preocupaciones porque conocemos el ambiente hostil donde estará. Libre va a estar cuando llegue a Cuba”.
Trampas a la alegría: euforia y dolor, sentimientos encontrados en un solo corazón. Irma Sehwerert asume la vida, se desgarra sin el abrazo del hijo, sin ver su mirada clara, sin ver su risa.
“La noche del 6 estábamos con ansiedad, había pensado que la salida sería a las 8 y media de la mañana. No dormí, envié correos, revisé la prensa para ver cómo estaba el ambiente en torno a los Cinco, que siempre es negativo en los medios internacionales. Leí un poco, vi una película, hasta que a las 6 y media llamó René”.
La madre lo imaginó en la cárcel aún, y entusiasmada le dijo: “¡qué bueno mi vida, la última llamada desde la prisión!, ya ahorita no tienes que estar pendiente de los minutos”, pero su muchacho la sorprendió: “Mami, ya estoy en la carretera directo a Miami”.
En una segunda comunicación con la madre, el propio 7 de octubre, René le dice que está bien, siente el cariño de sus hijas, de su hermano y del padre. Están juntos. Fue un viaje largo, de unas 11 horas, sin detenerse, y no pudo pasar por la casa de sus familiares allá, quienes siempre le han brindado un gran apoyo.
Irma no percibe cambios en el tono de la voz del hijo, “ni en los momentos más difíciles sentí que estuviera en baja, ni cuando salió del hueco; hace unos días me escribió un correo para ratificarme que estaba sedado, tranquilo. Claro, ahora está contento, sentí el alboroto de Irmita e Ivette”.
El sábado, “René ya era una gente en su casa. Había desayunado y dormido bastante. Le pregunté por Roberto, por todos; estaban haciendo planes”. Simultáneamente, en el patio de la casa de Irma, en el Cotorro, los niños pintaban y disfrutaban del proyecto comunitario Son-ñarte, una oportunidad que René no desperdició para comunicarse con ellos.
La prioridad de René son sus hermanos
Lo primero que René piensa hacer es continuar la lucha por la liberación de los Cinco desde afuera. Él también tiene que regresar a Cuba. “Esa es la gran frustración, la alegría que teníamos todos era que a su llegada a Cuba, él se pondría al frente de esta batalla. René arrastra gente, serían sus testimonios, ellos lo saben, ¿creen que no pensaron en eso?, seguro imaginaron: este llega allá y forma un revuelo tremendo. Eso no les conviene. La prioridad de mi hijo son sus hermanos”.
En las condiciones que René y su familia enfrentan, a la madre le quedan fuerzas para resistir la separación física aún si fueran precisos los próximos tres años. “Me he preguntado muchas veces de dónde sacamos fuerzas para resistir. Si digo que he pensado en René más que en los otros, es mentira. Me he preguntado cómo pudieron resistir las madres de los que sentenciaron a cadena perpetúa. No sé si en mi caso lo habría soportado.
“Yo no lloro por René, en cambio no soporto pensar en Gerardo, me quita el sueño. A mí Gerardo me duele en el alma, no concibo que un muchacho como ese que es amor, amor puro, no pueda salir de ahí, ni ver a su esposa. Me mata. Otro motivo para fortalecerme es que Mirta y Magali soportan; entonces, cómo voy a ser tan egoísta para pensar en el mío solamente.
“Me ayuda la causa que ellos defienden y mis convicciones; para mí nada está por encima de la Revolución. Pienso en tantas cosas que han pasado, en tantos muertos, en Angola, y creo que esta causa es una continuidad de nuestra historia. Lo más importante es que cuando ellos salgan encuentren la Cuba que dejaron, los valores que dejaron, la Patria que dejaron. Esa es mi meta”.
Nunca sueño cómo será el regreso
La prensa occidental continúa calificando de espías a los cinco antiterroristas cubanos, pese a que nunca autoridad alguna de EE.UU. ha aportado las evidencias del presunto delito. Irma Sehwerert captó el último detalle: “Ahora que René salió de la cárcel publican la foto donde él está despeinado, sin bañarse, sin lavarse la cara, acabado de levantar, para dar la imagen de que es un monstruo, para hacerle creer a la gente que se merecía esos 13 años de cárcel… con tantas otras fotos que hay. Cada vez que leo esa prensa termino enferma”.
Con su hijo fuera de la cárcel, Irma tiene que organizar el tiempo para cumplir las tareas que ella misma se impone. “Antes de ir a ver a mi hijo, tengo que dejar el proyecto comunitario encaminado; le voy a llevar además de todo el amor que tengo por dentro, los mensajes de los cubanos, las fotos, los discos, los videos, para que disfrute y pase más rápido el tiempo”.
Algo que satisface el espíritu de esta mujer es saber que las otras familias y los cuatro hermanos de René que siguen en prisión, están contentos por su salida. “Lo noté en la alegría de Mirta cuando habló con él. Es que los Cinco son uno, se quieren tanto…
“A pesar de la tensión del día 7, hice tiempo para escribirle a cada uno de ellos. A Tony le hablé de sus mariposas, que me gustaron mucho, y a Gerardo le hice la carta más larga. Nunca sueño cómo será el regreso. No es bueno adelantarse a los acontecimientos”.
Tenemos que estar preparados para una lucha larga
“Pienso que es un absurdo esta libertad supervisada. Mantenemos una esperanza en que Obama pueda reconocer la injusticia y libere a nuestros hijos, pero hay que presionar, tenemos que estar preparados para una lucha larga. La solidaridad es determinante, por eso me gustó lo que sucedió en Ecuador, cuando toda esa gente frente a la embajada de EE.UU. decidió esperar a que alguien recogiera las 3 mil firmas que exigen el regreso de los Cinco.
“Tenemos que buscar todas las vías para llegar al pueblo norteamericano, a través de Internet, de los movimientos sociales, de los sindicatos, de las universidades, las escuelas, los institutos. Para que conozcan la verdadera historia”.
El teléfono no deja de sonar; Irma no tiene tiempo para hacer el almuerzo del nieto que llega de la escuela, ni para limpiar la casa o fregar la loza, “aunque estoy un poco estresada, me alegran esas muestras de solidaridad, me llaman de todas partes, hasta de las prisiones. Estos días han sido increíbles, la gente abrazándome, felicitándome, diciéndome ‘te pusiste brava porque no vino, pero salió’. Y es cierto, esta libertad no es completa”.
Lo cuenta de un tirón. Nosotros lo vivimos con ella. Caminamos por su barrio en busca de “dos ángeles perdidos”: los niños que hablaron con René. Fuimos hasta el lugar donde ensayaban para el baile del proyecto. Un ramo de mariposas y príncipes negros llegó con el abrazo. Le cantaron felicidades como si fuera su cumpleaños.
Desde la otra cuadra, un grupo de niños la llamaban por su nombre, le tiraban besos; los vecinos que no la habían visto después del día 7, salían a saludarla.
Ciertamente, había una frase reiterada: “estás feliz, pero no es completo”. Al doblar la esquina oímos la noticia: una llamada desde Miami confirmó que la prensa occidental no llegó a tiempo para reportar la salida de René. “No pudieron armar el show, le fastidiaron el pasodoble, se quedaron con las ganas”.
Los niños del proyecto comunitario Son-ñarte recibieron a Irma entre flores y aplausos, compartiendo la alegría por la excarcelación de René.
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