XXXI Marcha a Rota

viernes, 30 de septiembre de 2011

LA DEMOCRACIA RUSA: CONVERSACIONES POSIBLES EN UN AUTOBÚS DE LA RUSIA DE 2011


UNA DE TANTAS IMÁGENES DEL "CIELO PROMETIDO POR LA DEMOCRACIA RUSA A LA CAIDA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA".


En un “Ícarus”, camino de la esclavitud


Pravda


Traducido del ruso por Josafat S. comín


Cartas de los lectores.
Yaroslav Rússkij. Profesor de historia. Región de Vorónezh.


Uno de estos días de verano, tuve que hacer un viaje en autobús entre Petropávlovsk y Vorónezh. Por el camino, una de las paradas, subió al autobús Serguei L., antiguo alumno mío. Me saludó con la mano y se abrió paso hasta donde yo estaba. Me quedé perplejo de lo mucho que había cambiado: en sus años de estudiante era un muchacho alegre y bromista, mientras que el chaval que tenía sentado ahora a mi lado, parecía una persona completamente distinta.


Nos dimos la mano y nos hicimos las preguntas habituales sobre cómo nos iba la vida. Yo le conté que había dejado la enseñanza hacía un año. En el 2010, el año que Medvédev declaró “Año del maestro”, a un pedagogo como yo, con 30 años de experiencia, le habían reducido el sueldo en un 43%, por lo que había tenido que ponerme a trabajar de conserje y barrendero.


¿Y qué ha sido de ti, que hacía tiempo que te veía?, pregunté a Serguei. “He estado de esclavo”, me respondió, al tiempo que me enseñaba las cicatrices en el pecho y en el brazo. “Si quiere le enseño la herida de bala en la pierna ─ me han estado dando palizas y torturando”. Serguei me resumió cómo había ocurrido todo.


En el 2010 consiguió un trabajo en Moscú y se alojó en casa de su hermana. Una tarde, Serguei vio por Internet una tentadora oferta laboral: una empresa solicitaba gente sana y joven para trabajar, prometiendo a cambio un sustancioso salario. Serguei abandonó el trabajo donde estaba y se presentó en esa “firma”. Los primeros dos días los 20 jóvenes rusos fueron bien tratados, y al tercer día les pidieron que llegasen con los pasaportes, ya que el grupo se desplazaría a un nuevo lugar de trabajo. Invitaron a los chavales a subirse a un “Ícarus” y mientras uno de los responsables de la “empresa”, les decía que el viaje iba a ser largo, iba repartiendo botellas de agua mineral. Cuando bebieron, cayeron dormidos.


“Cuando despertamos, estábamos en Chechenia, continuó Serguei, y de los 20 que subimos, 2 chicos, compañeros de clase en Astraján, habían desaparecido y sigo sin saber nada de ellos”.


En Chechenia, en el lugar donde los había llevado el autobús, a los chicos les retiraron los pasaportes. A los que se negaron les dieron una paliza, entre ellos a Serguei. Su tozudez le acabó costando un tiro en la pierna. Por suerte no afectó al hueso.


Los 18 jóvenes rusos se vieron encerrados en un granero de piedra. Los alimentaban de cualquier manera: en seis meses el peso de Serguei, con una talla de 185 cm., quedó en 49 kilos. Los barbudos que les vigilaban los conducían todos los días a la obra. A los “indolentes” les golpeaban salvajemente.


-¿Cómo conseguiste escapar de allí?, le pregunté.


-A finales de febrero, los chechenos tenían una fiesta importante, y los que nos vigilaban también se fueron a festejar. Convencí a nueve de los chicos para que escapásemos. Ya poco nos importaba lo que pudiera pasarnos durante la huida. Con un poco de suerte, nada podría ser peor que seguir como estábamos. La fuga tuvo éxito. A comienzos de marzo de 2011, llegué a Moscú, y de ahí volví a casa, a recuperarme. Mi madre me había estado buscando, sin que nadie le pudiese dar ninguna posible explicación creíble. Una vez recuperado, volví a Moscú a buscar trabajo, claro que ya no confío en los que prometen dinero “fácil”. Sigo sin saber que habrá sido de los ocho chavales que se quedaron en Chechenia.


Cuando nos despedimos, Serguei me pidió el número de teléfono y prometió llamarme, pero por ahora no he recibido su llamada…


Como ciudadano de Rusia, me gustaría preguntarles, señores Medvédev y Putin: ¿Hasta cuando seguirán existiendo y pudiendo registrarse “firmas” que venden a nuestros chicos y chicas como esclavos? ¿Hasta cuando se podrá seguir transportando libremente esclavos por las carreteras de Rusia? ¿A ningún agente de tráfico le pareció sospechoso un autobús con chechenos vigilando y chavales rusos profundamente dormidos?


P.D.
Me gustaría preguntarles, señores Zhirinovski y Sheremet: ¿Hasta cuando seguirán “desgañitándose” denunciando el supuesto secuestro de un “demócrata” bielorruso? ¿Cómo es que no he escuchado ni una palabra suya en defensa de los chavales rusos, convertidos después en esclavos, que son secuestrados en el “democrático” Moscú?




Fuente: http://gazeta-pravda.ru/content/view/9061/34/
Publicado por JOSAFAT en 10:33
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