sábado, 24 de septiembre de 2011

¿ ES TAN MALO QUE BAJE LA BOLSA?



Una EDITORIAL del periodico digital INSURGENTE

Sábado, 24 de Septiembre de 2011

Una reflexión inSurGente muy al margen del coro mediático que nos invade.

¿Es bueno o malo que las Bolsas bajen hasta hundirse? Depende. Si atendemos a la cara de circunstancias de los políticos del régimen, de sus altavoces mediáticos, de los empresarios y lideres sindicales… estamos ante una catástrofe. Ellos parten de la idea que si le va mal a las empresas y sus accionistas, el país va al marasmo porque la democracia haría crack. Este análisis está muy extendido porque es el de la clase dominante, la que maneja los hilos. Es fácil oír argumentos –incluso entre los explotados- del tipo: “si la empresa gana dinero, crea empleo y los trabajadores podemos tener un sueldo para mantener a nuestras familias”. A ello se han sumado organizaciones reformistas que aspiran a un capitalismo lo más justo posible, con derechos y beneficios para los trabajadores a cambio de no cuestionar lo esencial: la propiedad de los medios de producción.


Para ellos resulta lógico que si la Bolsa baja hay que preocuparse, pero no deberíamos caer ni en sus aspiraciones ni siquiera en su lenguaje. Por ejemplo, identificar capitalismo con democracia es una forma muy interesada de prostituir el lenguaje, cómo puede ser posible la democracia si hay ricos y pobres, explotadores y explotados, o mejor, ¿esa forma de organizarse es irreversible, un dogma salido de las entrañas del cielo que es imposible revertir? Es evidente que para los que aspiramos a superar el capitalismo, porque entendemos que en ello nos jugamos el futuro mismo de la humanidad, que se hundan las bolsas por sus guerras de intereses y sus contradicciones y ambiciones, es una buena noticia; y lo es porque invita a reflexionar que otro mundo es necesario y posible, una sociedad donde los trabajadores no necesiten que su empresario gane dinero para poder sobrevivir, más bien al contrario, que sin el explotador es cuando puede empezar a vivir sin cadenas.


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