
El capitalismo –en su fase terminal- solo puede ofrecer más esclavitud, más paro más pobreza y más guerra contra los pueblos.
En esta fase de crisis estructural del sistema capitalista la democracia burguesa muestra cada día su cara más violenta. Vivimos bajo la dictadura del Capital y se reprime y ataca ante cualquier indicio de protesta o condena por leve que sea. La represión policial es una de las herramientas al servicio de la burguesía, ya lo demostraron durante las movilizaciones obreras en la Huelga General, el movimiento estudiantil, etc.
En el estado español, el gobierno del PSOE ha dictado medidas de ajuste social. Congelación de las pensiones, recorte salarial de los funcionarios y nuevos tijeretazos en los presupuestos sociales. El discurso de Zapatero estaba claro, “los mercados” exigen sangre y la tendrán. El nuevo ajuste pretende “ahorrar” 15.000 millones de euros, que saldrán íntegramente de los bolsillos de las clases populares, mientras se mantienen intactos los privilegios de empresarios, banqueros y especuladores.
La ofensiva llega en cascada, primero serán los pensionistas y funcionarios, después vendrán el resto de los trabajadores. Pero las medidas de “ajuste” continuarán. La plana mayor de la CEOE no oculta su regocijo y exige nuevos recortes más duros contra los derechos y el poder adquisitivo de los trabajadores.
El futuro de la humanidad será socialista. El interés de la clase obrera y los sectores populares es el de llegar cuanto antes a esa sociedad, libre de la explotación y de la guerra. Enfrentar hoy con determinación la contra reforma laboral de los gobiernos del capital es dar un primer paso en el camino de la emancipación de la clase obrera, un primer paso hacia la libertad y la igualdad social.
Este panorama cada vez más tenebroso apunta a que el capitalismo agónico necesita desembarazarse cada vez más de sus ropajes pseudodemocráticos, para apuntalar su dominio con medidas autoritarias, que se traducirán, a medida que se agrave la crisis y crezca el malestar social, en formas fascistizantes, que aplasten e impidan cualquier forma de resistencia. La guerra y nuevas formas de fascismo, la pobreza generalizada y la sobreexplotación de los trabajadores, el agotamiento de los recursos naturales, el cambio climático y la extinción de la mayor parte de las especies que hoy pueblan el planeta. Éste es el futuro que nos aguarda, sino acabamos con la dictadura del capital. La célebre frase de Rosa Luxemburgo resuena cada vez con más fuerza
¡Socialismo o barbarie!
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