| La fe, cuando el argumento de autoridad no se considera una falacia Ayer propuse en Amazings una paradoja de las muchas que tienen la religión católica: Una paradoja de la fe. Mi intención no era convencer a nadie, ya que algo así es fácilmente salvable por todos aquellos que creen profundamente en la religión que profesan. Simplemente querían plantear un debate crítico sobre la consistencia de las religiones en general, y de la religión católica en particular. La verdad es que me sorprendió mucho el resultado: un total de 170 comentarios al respecto. La pena es que algunos tuvieron que recurrir a mi supuesto desconocimiento del catolicismo y meterme donde no me llaman (lo cual no es cierto), mientras que otros directamente intentaban quitar peso a mis argumentos atacando a las formas, y obviando por completo el contenido. Por supuesto, sí que hubo quien supo mostrarme la solución a la paradoja dentro de lo que el catolicismo defiende. Aún así, seguiré planteando estos temas. Creo que, al igual que las religiones han intervenido y siguen interviniendo en temas que no son o no deberían ser de su competencia, todos tenemos derecho a opinar y llevar a debate aquello que la iglesia promulga como cierto. Así que hoy os hablaré un poco del concepto de la fe que defienden el catolicismo y otras religiones a capa y espada. Para entender el concepto de fe, utilizado por los judíos bastante tiempo antes de Jesucristo, nos tenemos que ir al libro de los Hebreos, más concretamente al capítulo 11, donde aparece una definición de este concepto:
Concretando, la fe es aquello que lleva a la gente a creer sin necesidad de que exista una prueba de que es cierto. Se trata un concepto básico de cualquier creencia, pero en el caso del catolicismo (y el cristianismo al completo) se trata además de un don otorgado por dios, tal y como escribe Santo Tomás de Aquino:
Por lo tanto, la fe es un don otorgado por dios, gracias al cual podemos creer en cosas sin necesidad de tener pruebas de que es cierto. De hecho, son varios los versículos bíblicos que hablan sobre la necesidad de creer sin plantearse las verdades, ni intentar buscar alguna justificación a ellas. La idea es magistral. Se dan una serie de afirmaciones que me convienen y además las blindo con la necesidad de que esas afirmaciones sean verdaderas simplemente por el hecho de que las he escrito en nombre de dios. Este concepto de fe, no es más que forzar a todos los seguidores de una religión a creer firmemente en la falacia de autoridad. Independientemente de las pruebas existentes, algo es verdadero porque alguien con autoridad en la materia, en este caso dios, dice que es verdadero. Por supuesto, es cuestionable el hecho de que dios sea alguien con autoridad en la materia… pero lo cierto es que esa autoridad existe en todos los seguidores de su religión. El concepto de fe, se opone directamente a todo aquello que la ciencia y el método científico defienden. La diferencia es sencilla. Simplificando, la ciencia observa, y en función de ello plantea unas hipótesis que explique lo observado y que pueda ser probada para ser demostrada o refutada. Por la contra, la fe simplemente toma por cierto algo que dice explicar todo, ya se haya observado o no observado. Pero pese a que estos dos conceptos estén totalmente opuestos, siguen coexistiendo en muchas personas. ¿Por qué? Porque la religión también tiene una carta mágica para esto: hay cosas que están más allá de nuestro entendimiento. Y lo mejor, por mucho que progrese la ciencia, nuestro conocimiento siempre estará lo suficientemente lejos de lo necesario para comprender eso que hay que creer mediante la fe. Para terminar, quiero plantear una pequeña paradoja que @danielggarcia me comentó ayer a raíz de lo que escribí en Amazings: Si la fe es un don otorgado por dios, ¿implica el hecho de que yo no tenga fe que dios no quiera que yo crea en él? OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA |
jueves, 30 de junio de 2011
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