XXXI Marcha a Rota

miércoles, 9 de marzo de 2011

LA NOSTALGIA RUMANA. ¿SINTOMÁTICO, QUIZÁS?

Nicolae Ceasescu, convertido en su tiempo por los medios de manipulación capitalistas como "la reencarnación del Diablo", parece que ahora empieza a ser recordado bajo otras perspectivas por parte de la población rumana. ¡Y es que la dialéctica de la Historia nunca termina¡....

BUCAREST:

Cuando la crisis capitalista arrecia, y empeora la situación económica, social y politica, los rumanos sienten nostalgia por Ceausescu.

Lágrimas ruedan por el envejecido rostro de Elena Bocanu mientras enciende una vela y la coloca en la tumba, junto a un crisantemo dejado por otro admirador.

El objeto de devoción es Nicolae Ceausescu, el dictador comunista al que los rumanos asociaban en su tiempo mayormente con hambre, paranoia estatal, orfanatos plagados de sida y apagones constantes.

Hoy, cuando el nuevo miembro de la Unión Europea lidia con una crisis económica y crecientes brechas entre ricos y pobres, hay gente que recuerda no los caóticos últimos años del régimen de Ceaucescu, sino los tiempos iniciales, cuando el estado satisfacía las necesidades básicas a cambio de obediencia.

``Tú nos diste casas, gas para calentarnos'', dice Bocanu, una antigua trabajadora de limpieza de 72 años de edad que apenas sobrevive con $70 mensuales.

``Ahora somos miserables, como perros''.

Esas expresiones de admiración por Ceaucescu son raras. Pero a medida en que las dificultades económicas empeoran, sondeos muestran que muchos rumanos están recordando con nostalgia la estabilidad proveída por el régimen comunista.

Una encuesta en septiembre por el grupo CSOP mostró que aproximadamente la mitad de los entrevistados -- 40 por ciento en un sondeo con un margen de error de 2.9 por ciento -- dijeron que la vida bajo el comunismo era mejor que ahora.

En contraste, una encuesta realizada por el Instituto Rumano de Mercadeo y Encuestas en el 2005 en medio del optimismo de que se acercaba la integración a la UE arrojó que 64 por ciento de los rumanos pensaban que el país iba en una buena dirección bajo la democracia de libre mercado.

Esa nostalgia por el pasado es compartida por la vecina Bulgaria, que se integró a la UE junto con Rumania en el 2007 y también está en una profunda crisis económica.

Un estudio realizado por el PEW Research Center entre el 2009 y el 2010 encontró que apenas 52 por ciento de los búlgaros aprobaban en cambio a la democracia, comparado con 76 por ciento en 1991, dos años después de la caída del comunismo.

Las frustraciones rumanas saltaron dramáticamente a la primera plana el mes pasado cuando un hombre se lanzó unos siete metros desde un balcón del parlamento al suelo de la atestada sala de debates.

El salto de Adrian Sobaru, transmitido alrededor del el mundo, fue un acto de protesta contra recortes a los pagos estatales para su hijo autista. La protesta resonó con muchos rumanos que vieron en ella un símbolo de las injusticias en la sociedad post comunista.

``Duele que nos hayamos convertido en meras cifras'', le dijo Sobaru, un ingeniero de televisión, a Antena TV poco después de ser dado de alta del hospital donde fue tratado por fracturas en el rostro y otras heridas.



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