
El término proviene de la palabra taína cacique, nombre dado a los jefes de tribus amerindias en las islas del Caribe y América. Posteriormente, pasó a designar a personas de gran influencia en territorios rurales de España. En 1884 fue incorporada al Diccionario de la lengua de la Real Academia con su significado actual en sus dos acepciones:
* Dominación o influencia del cacique de un pueblo o comarca
* Intromisión abusiva de una persona o una autoridad en determinados asuntos, valiéndose de su poder o influencia.
Por otra parte, la preposición "de" indica una asignación de lugar, por ejemplo, "de pueblo" , califica la ubicación del substantivo, y da sentido a la oración indicándonos la procedencia del mismo.
La preposición "de + artículo" , es decir la contracción "del" , por ejemplo, "del pueblo" , viene a ser un genitivo que califica un atributo del substantivo ó una posesión del mismo, lo que equivale a: perteneciente al pueblo.
Así, que hay que distinguir muy bien entre lo que voy a pretender exponer en mi reflexión entre:
- La política del pueblo ó
- la política de pueblo
En el primer caso debe entenderse la realización de la política hecha con la participación del pueblo y para el pueblo, lo que equivale, para el bien común.
En el segundo caso, nos encontramos con la política "de pueblo" , una forma caciquista y patriarcal de hacer política, hermética y anquilosada en el tiempo. En general, está dirigida por el "jefe de turno" y puede darse en diversas formas. Desde la municipal, hasta entre dirigentes de pequeños grupos políticos que hacen uso y abuso de pequeños espacios de poder. Aplica decisiones basadas en las inmovilistas doctrinas ó arquetipos de las costumbres y las tradiciones. No persigue un objetivo político concreto, por el contrario suele ser ambigua y en muchas ocasiones pueril.
No es que esta situación no se de en zonas menos rurales, e incluso en espacios provinciales ó nacionales, sino que en los pueblos, esta aún mucho mas enraizada. Tampoco deseo exponer si hay caciques buenos o malos, no deseo entrar minucionsamente en este juicio. El Cacique siempre es autoritario, y familiar. Eso si, frente a sus muchos errores, inocencias ó ignorancias, es un riesgo tener razón y evidenciarselo, porque te la juega.
Se basa en la coactividad y no en la colectividad. Es la política del "compadre", no del camarada" . Del "amiguete" no del compañero. Del "adversario " no del acólito. Del "cofrade" no del colega. Del "alcahuete" no del crítico. Del "correveidile" no del cómplice. Del "encubridor" no del delator. Del "sumiso" no del solidario. No persigue la justa imparcialidad del objetivo, sino la subjetividad del propósito personal y la ufana confraternización con sus esbirros y simpatizantes.
Esta enrarecida, opresiva e irrespirable forma de hacer política, lamentablemente, todavía tan común en nuestros pueblos, pero tan perdida en el tiempo y en la distancia, debe buscar otros senderos menos oprobiosos, menos cínicos y picarescos, y menos autoritarios. Más ciudadanos, más democráticos, más sinceros, más don de gentes, más relacionada con la modernidad de los tiempos, para ir en busca de la sensatez, la justicia y la libertad.
Y es que entre tanta política "de pueblo", distinguir entre la inocencia, la ignorancia, la picaresca ó la maldad, no siempre es fácil.
NADA ES IMPOSIBLE. OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA.
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