XXXI Marcha a Rota

domingo, 20 de junio de 2010

LA IGLESIA CELEBRA LA MUERTE DE SARAMAGO.


El libelo vaticano L'Osservatore Romano cargó el sabado contra el escritor José saramago, fallecido elviernes, al que dedica un articulo en el que lo define como un "populista extremista" de idelogía antirreligiosa y anclado en el marxismo.
El día después de la muerte del escritor portugues, el rotativo de la Secta Católica publica un duro articulo bajo el titulo "La omnipotencia (presunta) del narrador", firmado por Claudio Toscani y en el que repasa la vida del Premio Nobel de Literatura de 1998, quien fue critico con el catolicismo.
"Fue un hombre y un intelectual sin ninguna admisión metafisica, hasta el final anclado en una proterva confianza en el materialismo histórico, alias marxismo", dice el articulo.
El texto repasa la producción literaria del portugues, analizando también su novela el Evangelio según Jesucristo (1991), una obra "irreverente" que supone un "desafio a la memoria del Cristianismo de la que no se sabe qué salvar".
Por lo que respecta a la religión, atada como ha estado siempre su mente por una desestabilizadora intención de hacer banal lo sagrado y por un materialismo libertario que cuento más avanzaba en los años más se radicalizaba. Saramago no se dejó nunca abandonar por una incómoda simplicidad teológica", afirma el articulo.
"Un populista extremista como él, que se había hecho cargo del porqué del mal en el mundo, debería haber abordado en primer lugar el problema de todas las erróneas estructuras humanas, desde las histórico-políticas a las socio-económicas, en vez de saltar por el plano metafísico", prosigue.
El artículo de L'Osservatore Romano asegura que Saramago no debería haber "inculpado, incluso demasiado comodamente y lejos de cualquier otra consideración, a un Dios en el que nunca había creido, por la via de la omnipotencia, de su omniscencia y de su omniclarividencia. Se declaraba insomne por el solo pensamiento de las cruzadas o de la inquisición, olvidando el recuerdo del "Gulag", de las purgas, de los genocidios y de los "samizdat" culturales y religiosos".
Acaba afirmando una vez más que Saramago fue un hombre y un intelectual sin ninguna admisión metafísica, y hasta el final anclado en un materialismo histórico.
Si el órgano oficial de la Iglesia Romana se muestra tan critico de la obra del escritor portugues es una señal evidente de que su análisis sobre esa organización, durante tantos siglos "el opio del pueblo" como la definiera en su día Marx, ha sido acertada y efectiva. ¡Que en paz descanse el insigne novelista portugues¡.

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